El grupo de inversores climáticos respaldado por la ONU que invirtió en... combustibles fósiles

A pesar de haberse comprometido a alcanzar cero emisiones netas, y de comercializar sus fondos como ecológicos y sostenibles, los principales miembros de Net Zero Asset Managers poseen miles de millones de dólares en acciones de combustibles fósiles, incluyendo en proyectos considerados “bombas de carbono”.

Publicado en 29 agosto 2025

Alegación por comprobar: En diciembre de 2020, un grupo de grandes actores de las finanzas internacionales creó la iniciativa Net Zero Asset Managers. Las empresas participantes se comprometieron a “apoyar el objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero netas para el 2050 o antes, de acuerdo con los esfuerzos a nivel mundial para limitar el calentamiento a 1,5 ºC”. Su plan era conseguirlo dirigiendo las inversiones a empresas sostenibles que contribuyeran a reducir las emisiones, responsables de la crisis climática.

Contexto: El artículo 2c del Acuerdo de París sobre el clima pide “situar los flujos financieros en un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero”. Más de 230 bancos y empresas de gestión de activos de todo el mundo firmaron posteriormente la iniciativa Net Zero Asset Managers, creada en 2020 con el objetivo de “apoyar el objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero netas para 2050 o antes”. Por desgracia, las inversiones que han hecho esas empresas cuentan una historia diferente.


Los miembros de la iniciativa Net Zero Asset Managers (NZAM), creada en 2020, se comprometieron a “apoyar el objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero netas para 2050 o antes, de acuerdo con los esfuerzos a nivel mundial para limitar el calentamiento a 1,5 ºC”. Más de 230 empresas se unieron a la iniciativa, entre ellas algunas europeas como la alemana DWS, la holandesa Robeco, la francesa AXA, la italiana Eurizon y los gigantes estadounidenses BlackRock y JP Morgan. De algunas ya hablamos en investigaciones anteriores debido a sus inversiones supuestamente “verdes” en la industria de los combustibles fósiles.

La iniciativa contaba con la aprobación institucional de las Naciones Unidas, en forma de los Principios para la Inversión Responsable (PRI, por sus siglas en inglés) de la ONU. Los firmantes del PRI se comprometen, entre otros objetivos, a tener en cuenta “las cuestiones ASG [ambientales, sociales y de gobernanza] en el análisis de las inversiones y los procesos de toma de decisiones”. Para evaluar las repercusiones de una inversión en la sostenibilidad y la ética, se utilizan criterios ESG concretos.

La iniciativa Net Zero Asset Managers recibió mucha atención mediática, dando la impresión de que era una fuerza de cambio. Por ejemplo, en noviembre de 2022, en la revista especializada ESG Today se podía encontrar el siguiente título: “Net Zero Asset Managers alcanza los 66 billones de dólares en activos gestionados”. El artículo explicaba que los firmantes se comprometían a “ir transformando progresivamente sus carteras de inversión para ajustarlas al objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero netas para 2050”. NZAM apareció en el sitio web de la ONU en un artículo de abril de 2021 titulado “Los mayores operadores financieros apoyan las emisiones netas cero”.

El perfil mediático de NZAM ha permitido a sus signatarios alardear de su compromiso con el Acuerdo de París y posicionarse como preocupados por la sostenibilidad.

El compromiso duró poco: en enero de 2025, algunos signatarios, como BlackRock y JP Morgan, se retiraron de NZAM, lo que provocó la suspensión de sus actividades. La secretaría de la iniciativa indicó en su página web que se estaba revisando el proyecto “para garantizar que sigue cumpliendo su propósito en el nuevo contexto global”.


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Durante la existencia de Net Zero Asset Managers, ¿hasta qué punto han cumplido los firmantes su tan alardeado compromiso con el cero neto? Nuestra investigación muestra que, en el punto álgido de la actividad de NZAM en el último trimestre de 2023, sus miembros poseían el equivalente a 25 000 millones de dólares en acciones de combustibles fósiles en sus carteras de inversión “verdes”. Además, esa suma abarcaba a las empresas responsables de las llamadas “bombas de carbono”, un término acuñado en 2022 por Kjell Kuhne, activista de Leave it in the Ground (LINGO), para referirse a los proyectos de hidrocarburos que generan más de una gigatonelada de CO₂ a lo largo de su vida útil. Los especialistas afirman que este tipo de proyectos deben cerrarse lo antes posible si se quiere cumplir el calendario del Acuerdo de París.

Inversiones de Net Zero Asset Managers en combustibles fósiles

Mediante los datos de London Stock Exchange Data & Analytics, hemos identificado los fondos clasificados como “verdes” según el Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR), en vigor desde 2021. Los artículos 8 y 9 del reglamento pautan los requisitos que deben cumplirse para comercializar productos que, respectivamente, tengan objetivos “ambientales o sociales” o sean “inversiones sostenibles”. Los signatarios de NZAM más expuestos a los hidrocarburos representaron el 54 % de todas las inversiones de NZAM en este sector.

Entre ellas figuran la alemana DWS, JP Morgan, BlackRock, Northern Trust y AllianceBernstein (estadounidenses), la francesa Amundi, la holandesa Robeco, la noruega Storebrand y la italiana Eurizon. Entre todas, poseían una participación de algo más de 14 000 millones de dólares en la industria del petróleo y el gas.

En 2023, muchas de estas empresas utilizaban términos como “sostenibilidad” e “innovación “ para describir los fondos que tenían participaciones en conocidos gigantes del petróleo. Por ejemplo, la empresa estadounidense State Street empleó las palabras “Sustainable Climate” [clima sostenible] para comercializar un fondo con una participación de 7 millones de dólares en Exxon. Otro fondo, “Europe Climate Action”, comercializado por Amundi, poseía 18 millones de dólares en participaciones de Aker, BP, Equinor y TotalEnergies.

En el último año, se han aprobado nuevas directrices que establecen unos límites claros respecto al uso de palabras relacionadas con la sostenibilidad en los nombres de los fondos que invierten en combustibles fósiles.

Sin embargo, como mostramos en artículos anteriores de esta serie, numerosos gestores de activos siguen invirtiendo en hidrocarburos sucios mientras declaran su apoyo a la sostenibilidad y las cuestiones ASG en los folletos dirigidos a inversores.

En total, de los diez miembros de NZAM que han realizado la mayor parte de las inversiones “verdes”, las participaciones ascendieron a 18 000 millones de dólares. Incluyen 82 proyectos de extracción definidos como “bombas de carbono” por Kjell Kuhne, de LINGO. Según Kuhne, “la cantidad de emisiones generadas [por las bombas de carbono] es superior a las que Alemania, un país altamente industrializado y muy dependiente de los combustibles fósiles, emite en todo un año”.

Está claro que las inversiones realizadas por los miembros de Net Zero Asset Managers no han ayudado a convencer a sus beneficiarios, las grandes petroleras, de que pongan fin a estas 82 “bombas de carbono”, a pesar de que los gestores de activos suelen afirmar que pueden incitar la transición en el sector gracias a su participación en las juntas de las empresa y en las votaciones que tienen lugar en ellas. Además, las diez empresas mencionadas también han firmado los Principios para la Inversión Responsable de la ONU, a pesar de seguir invirtiendo en combustibles fósiles.

En un informe publicado en noviembre de 2024, la Asociación PRI de las Naciones Unidas escribe que los responsables políticos deben dar instrucciones a las empresas financieras para que apliquen “mecanismos para fijar los precios de carbono sólidos y basados en el mercado, acelerar la eliminación total y equitativa de las subvenciones a los combustibles fósiles y establecer planes y objetivos claros para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles sin mecanismos de mitigación, conforme a una trayectoria creíble hacia el 1,5 °C”.

Kuhne, de Leave it in the Ground, afirma con dureza: “Estas empresas están creando activamente estas nuevas bombas de CO2. En un momento en que el clima ya está en peligro y fuera de control, no crear nuevas bombas de carbono debería ser la máxima prioridad”

“Una inversión verde no debe proporcionar dinero a empresas que participen en la cadena de suministro de los combustibles fósiles”, concluye. “Debe ser ‘libre de fósiles’, y para mí este es un criterio fundamental para poder considerarse verde, sostenible y respetuoso con el clima. Hoy en día, estas empresas son el mayor obstáculo para avanzar hacia la sostenibilidad. Si alguien vendiese un fondo verde mientras invierte en Exxon, estaría engañando a los clientes”

Pedimos a Net Zero Asset Managers que comentaran nuestras conclusiones, pero hasta ahora no hemos recibido una respuesta.

🤝 Este artículo se ha publicado en colaboración con IrpiMedia; forma parte de la investigación de Voxeurop a las finanzas verdes y se ha producido con el apoyo del fondo European Media Information Fund (EMIF)
La responsabilidad de los contenidos financiados por el fondo European Media and Information Fund recae exclusivamente en sus autores y no refleja necesariamente la posición del European Media and Information Fund ni de sus socios, la Fundación Calouste Gulbenkian y el European University Institute.
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Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.

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