Katalin Novák: “Estamos secas y salvas”.
¿Se está agrietando el reino del omnipotente Fidesz, el partido dominante en Hungría? Esta es la impresión que parece dejar el escándalo que está golpeando actualmente a la autoproclamada “democracia iliberal” de Viktor Orbán. El 10 de febrero, la presidenta de la República Katalin Novák anunció su renuncia en una alocución televisada, y la exministra de Justicia Judit Varga, a la cabeza del Fidesz para las elecciones europeas, hizo lo mismo sobre la marcha.
Ambas llevaban varios días de ser el centro de atención, ya que el medio de comunicación independiente 444.hu había revelado la decisión de Katalin Novák de indultar, con la aprobación de Judit Varga, a un convicto condenado por cubrir un asunto pedocriminal. Esto último se dio en abril de 2023, cuando, para la visita del papa Francisco, Novák concedió su gracia presidencial a 22 condenados, incluido el hombre en el centro del escándalo. Tras la publicación de las revelaciones de 444.hu, miles de personas se reunieron en Budapest para solicitar la renuncia de la presidenta.
Si bien, como era de esperar, estas revelaciones sacudieron el gobierno de Orbán, no está muy claro qué consecuencias tendrán a largo plazo. Este asunto pone de relieve dos realidades ya conocidas: la hipocresía de un gobierno emprendido en una “cruzada moral” de dos niveles y el cinismo de un poder dispuesto a deshacerse de sus más fieles secuaces ante el más mínimo error.