"Demasiado poco, demasiado tarde": la reforma de las agencias de calificación propuesta el 14 de noviembre por Michel Barnier, la tercera en tres años, no satisface a La Tribune. Contrariamente a las expectativas, el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios ha renunciado a una proposición clave: la suspensión de la calificación soberana de un país en dificultades. Según el diario económico, los colegas escandinavos de Barnier, "contrariados por la idea misma de una prohibición de la calificación, juzgada como una traba a la libertad de expresión según el modelo norteamericano, habrían estado en el origen de la oposición a la medida". Para el periodista Jean Quatremer, Michel Barnier ha debido recular por "la presión desenfrenada a la que le han sometido las agencias de calificación".
El texto presentado para reducir la dependencia de las instituciones financieras con respecto a la calificación de las tres agencias mundiales, Standard & Poor's, Moody's y Fitch Ratings, "trata principalmente de obligar a los inversores a llevar a cabo sus propias evaluaciones, a constituir un índice europeo de calificaciones (EURIX) y a forzar una rotación de esas calificaciones o una toma en cuenta simultánea de varias calificaciones para evitar cualquier decisión automática de inversión cuando una calificación es rebajada", indica el diario económico.
"La serpiente marina de una agencia europea de calificación no ha salido a la superficie", subraya La Tribune, "en grave perjuicio de los socialistas e incluso de ciertos liberales alemanes del Parlamento Europeo", una institución que adpotará el texto conjuntamente con el Consejo de Ministros.
El 14 de noviembre, el Parlamento ha votado la prohibición de ventas al descubierto:
Estas operaciones consistentes en vender un título antes de tenerlo con la esperanza de comprarlo a un precio más bajo seguirán estando permitidas, pero los operadores deberán, a partir de ahora, demostrar que están en condiciones de contar con el título en el momento de su entrega, que tendrá lugar en un plazo de tiempo más corto, explica La Tribune. La Autoridad Europea de Mercados Financieros (AEMF) tendrá también el poder de prohibirlas en caso de tensiones generalizadas sobre los mercados, lo que permitirá evitar la repetición de decisiones no coordinadas por los Veintisiete como el pasado verano, en plena tormenta financiera. Las operaciones sobre la deuda soberana serán objeto de una especial atención y las más especulativas serán prohibidas.