Foto: Michel Angelo EW / Flickr

¿Legalizar la prostitución?

A pesar de estar ampliamente extendida en todo el país e integrada en la economía, la prostitución sigue siendo ilegal en Rumanía. Las autoridades se han planteado su legalización, aunque ello genera ciertos problemas inesperados, observa el diario Evenimentul Zilei.

Publicado en 29 octubre 2009 a las 16:41
Foto: Michel Angelo EW / Flickr

Es casi de noche. Karolina, una bella alemana de 32 años, se prepara para comenzar su jornada laboral. Maquillada, perfumada y vestida con un exiguo atuendo, se dispone a pasar unas horas de “actividad lucrativa” en su apartamento de Berlín, amueblado con cierto toque de erotismo. Es una de las casi 450.000 prostitutas que, a día de hoy, se encuentran en activo en Alemania.

Karolina es autónoma —persona física autorizada, en la jerga económica rumana—. No obstante, cumple con los plazos de su declaración de la renta, del impuesto sobre el volumen de negocios y del impuesto profesional aplicables al gremio al que pertenece. Karolina también abona el impuesto pagadero a la Iglesia y una cotización a la seguridad social.

“No tengo más de dos o tres clientes por noche ni más de diez citas a la semana. Alrededor del 60% de mis ingresos se los llevan hacienda y otras instituciones. Eso sí, puedo deducirme el material” afirma con una sonrisa. Por el montante de impuestos que paga, intuimos que gana entre 15.000 y 20.000 euros al mes.

Algunos clientes una o dos veces por semana

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A sesenta minutos de diferencia horaria, en Bucarest, la situación es prácticamente la misma, con la salvedad de que es ilegal. Dani tiene 21 años y cursa segundo “en una universidad de ciencias humanas”. Vive con su compañera de piso, Andrea, en un barrio al sur de la capital. Nadie adivinaría que este apartamento limpio y elegante que alquilan por 300 euros al mes es, en realidad, un lugar de encuentros carnales. “Sólo recibimos a algunos clientes habituales que vienen una o dos veces por semana…” explica Dani. Para disimular ante los vecinos, “les pedimos que se bajen del ascensor en un piso inferior o superior y que entren directamente, sin llamar al timbre”. No muestran interés alguno por la legalización de la prostitución. “¡Solo faltaba! ¡Que en mi carné profesional pudiera leerse ‘puta’! E incluso hasta el nivel de cualificación”, ríe esta morena como si de una broma se tratara.

En Rumanía, las chicas se desenvuelven casi igual que sus experimentadas colegas alemanas. Pero allí, su situación es legal y pagan impuestos. Aquí, es ilegal y parece que todo el mundo está conforme con la situación: las chicas, por no pagar impuestos; las autoridades, por no provocar conflictos a este respecto y la sociedad civil, por no perturbar una hipocresía manifiesta.

El comunismo hizo desaparecer los burdeles

Legislar la prostitución genera numerosos problemas burocráticos, algunos tan hilarantes que nadie parece haber reparado en ellos. “Los que quieran que las prostitutas tributen, también querrán comprobar sus fuentes de ingresos. ¡Lo que implica hacer recibos y facturas!”, apunta el sociólogo Alfred Bulai. Además, tras décadas de comunismo, Rumanía ha perdido este tipo de hábitos. Para que la prostitución sea legal en Rumanía, debería estar registrada como marca y encontrarse entre una de las 45 clases de actividades. La inscripción en la Categoría Profesional (COR) conlleva determinadas condiciones: “la descripción de la profesión, sus atribuciones y responsabilidades, las herramientas de trabajo que se utilizan, el horario laboral, las situaciones de riesgo y la promoción en el trabajo”.

La prostitución también generará otro interrogante para aquellas que la ejercen. ¿Cuál sería el mejor modo de percibir el dinero de sus clientes? “Sólo tienen tres posibilidades: como asalariadas, en calidad de Personas Físicas Autorizadas (PFA) —como los taxistas, por ejemplo— o como miembros de una Asociación Familiar, con los padres dentro del mismo ramo” explica un experto en contabilidad.

El nuevo Código Penal, que entrará en vigor en enero de 2010, despenaliza la prostitución pero no la tipifica. “Esta relajación de la ley no supone legalización alguna. Sólo cambia el tipo de infracción. Ya no constituye un delito penal sino una infracción punible, precisan los funcionarios de policía. Por su parte, los expertos en finanzas no creen que la legalización de la prostitución vaya a reportar beneficios considerables a las arcas del Estado gracias a los impuestos (de las prostitutas)…

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