Cerca del pueblo de Mingir, a 80 kilómetros al sur de Chisinau.

Los emigrantes esperan su billete de vuelta

El 28 de noviembre, los moldavos eligen a sus diputados. ¿Qué se juegan con este escrutinio? Salir de una crisis política y social y elegir un acercamiento con la UE o con Rusia. Fuera del país, los emigrantes esperan que el desenlace de las elecciones les permita regresar.

Publicado en 26 noviembre 2010 a las 16:25
Cerca del pueblo de Mingir, a 80 kilómetros al sur de Chisinau.

Para bien o para mal, la diáspora moldava espera con ansias que se ponga fin a “la tragedia Voronine”. [Vladimir Voronine, presidente de 2001 a 2009, sigue al día de hoy sin sucesor. Los diputados elegidos el 28 de noviembre deberán designar un nuevo presidente.] Lo mismo piensan también aquellos que emigraron en la época de Lucinschi, presidente de 1997 a 2001, cuyo Gobierno llevo a los moldavos a vivir en condiciones inhumanas y morirse de hambre.

No resulta exagerado afirmar que a finales de los años 90, llevados a una profunda desesperación, con condiciones de vida miserables, enormes atrasos de salarios y jubilaciones impagadas, los moldavos fueron proscritos del país.

Los “proscritos” de Lucinschi se marcharon con la esperanza de volver a casa al cabo de dos o tres años, tras el cambio de régimen. Pero entonces llegó Voronine. De ahí viene su gran rencor hacia el Partido Comunista, el creador de las condiciones por las que cada vez más moldavos abandonan el país y menos pueden volver.

El "país de las artimañas"

El dinero recaudado por los emigrantes aseguraba en gran parte el presupuesto de la República. En 2008, los envíos de fondos representaban el 36,2% del PIB. En 2009, la diáspora moldava envió oficialmente al país casi mil millones de euros por medio de los bancos y quinientos millones durante los ocho primeros meses de este año, sin olvidar los millones enviados por otras vías. Esto permitió a los comunistas mentir a los votantes con la idea de que son ellos los que mantienen a flote el negocio del Estado.

Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

Al fomentar el éxodo, los comunistas se han aprovechado de la huida de fuerzas aptas para el trabajo, ya que los electores de la tercera edad que se quedaban eran débiles y fáciles de manipular mediante pequeños aumentos de las pensiones o modestos “regalos electorales”, mientras que los precios aumentaban en gran medida.

Durante este tiempo, una gran parte de los “proscritos” regularizaron su situación en países europeos, se integraron bien e incluso se llevaron a sus familias. Sin embargo, aunque enviaban dinero a Moldavia, nadie les agradecía. Cuando volvían a casa en la época de Voronine, por corta que fuera la visita, sentían que estaban entrando en el “país de las artimañas”. Nada más entrar en la aduana se les sobornaba, como ocurría en todas las instituciones a las que se dirigían.

¿Qué pasará si vuelven los comunistas?

Esa es la razón por la que detestan a los comunistas. Tras el cambio de gobierno del año pasado, el flujo de fugitivos ha disminuido. Según los datos del ministerio público, el tráfico de personas ha caído un 14,3% en 2009 con respecto a 2008 y el tráfico de menores un 16%. Hasta los sobornos ya no son tan frecuentes, aunque el fenómeno sigue siendo realmente inquietante. Algunos emigrantes no confían realmente en la AIE (Alianza para la Integración Europea, la coalición que ostenta el poder desde 2009), pero son conscientes de que no hay otra opción.

Muchos quieren volver por fin a casa, pero solo si pueden gozar de condiciones de vida decentes. En lugar de los mil euros que ganan en Europa, se conformarían con recibir allí 500.

Todos esperan el 28 de noviembre con las maletas en la mano. Si vuelven los comunistas, es más que probable que Moldavia se convierta en “un país de la tercera edad”. Si los demócratas permanecen en el poder y las cosas no cambian, la gran evasión se producirá dentro de unos años. Cuando les toque marcharse a los médicos, los ancianos morirán en un santiamén. ¿Y qué quedará?

Emigración

Menos UE y más Rusia

Según Adevărul, entre 300.000 y 1 millón de moldavos viven en el extranjero, lo cual representa más de un cuarto de la población del país. “Su destino favorito a largo plazo es la UE, donde pueden ganar al menos 500 euros al mes aunque trabajen ilegalmente”, explica el diario rumano. “Pero llegar a un Estado de la UE cuesta bastante caro, en torno a 2.630 euros”, principalmente para pagar a los intermediarios que consiguen los visados Schengen para los emigrantes.

Para detener este flujo, “la UE ha ofrecido a Moldavia una ayuda de 3 millones de euros destinados a la creación de empleos para los ciudadanos que regresen a su país”. El proyecto, en el que participan 12 Estados de la UE, tendrá una duración de tres años. “En cambio”, añade Adevărul, “Rusia, que pierde cada año a 1 millón de personas en edad activa, favorece la inmigración moldava”. “Cada año, unos 500.000 moldavos se van a trabajar a Rusia”, una inmigración de trabajo de temporada favorecida por el hecho de compartir el idioma ruso y de que no se necesite un visado para circular entre ambos países”.

Tags
¿Te ha gustado este artículo? Nos alegra mucho. Se encuentra disponible para todos nuestros lectores, ya que consideramos que el derecho a la información libre e independiente es esencial para la democracia. No obstante, este derecho no está garantizado para siempre, y la independencia tiene su precio. Necesitamos tu apoyo para seguir publicando nuestras noticias independientes y multilingües para todos los europeos. ¡Descubre nuestras ofertas de suscripción y sus ventajas exclusivas y hazte miembro de nuestra comunidad desde ahora!

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya el periodismo europeo independiente

La democracia europea necesita prensa independiente. Voxeurop te necesita a ti. ¡Únete a nosotros!

Sobre el mismo tema