“El consumo de tabaco, alcohol y cannabis entre los jóvenes franceses escolarizados y menores de 16 años ha crecido mucho entre 2007 y 2011”, señala una encuesta realizada por el Consejo Sueco de la Información sobre el Alcohol y otras Drogas y que Le Monde publicó el 31 de mayo. Francia baja en la clasificación con respecto a los otros 36 países europeos que han sido analizados, ya que a menudo el resto ha realizado avances.
El diario francés subraya que estos “datos europeos reabren el debate en torno a la política francesa de lucha contra la toxicomanía, que el anterior Gobierno había enfocado desde una perspectiva represiva”.
Una política que, según Jean-Pierre Couteron, presidente de la Federación Addiction, citado por Le Monde,
no ha abordado lo que constituye el verdadero problema: el ambiente de adicción en el que se desarrollan los adolescentes, en una sociedad que favorece las sensaciones fuertes y el hiperconsumo.
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El Observatorio Francés de Drogas y Toxicomanía (OFDT), por su parte, ha querido destacar que “el problema ha sido que el enfoque se ha centrado únicamente en evitar que se consumiese por primera vez, aunque para los jóvenes probar el cannabis es una manera de identificarse”.
Le Monde menciona un último defecto de esa política que los especialistas critican:
Centrarse en el cannabis, cuando el tabaco constituye una puerta de entrada al consumo de dicha sustancia, y que los jóvenes son policonsumidores.