UE, Kosovo, Serbia, Rusia.

Los serbios que miran a Moscú

Por miedo a quedarse a merced de la mayoría albanesa el día en que Serbia se vea forzada a reconocer a Kosovo para adherirse a la UE, cada vez más serbios están solicitando la nacionalidad rusa. Pero difícilmente gozarán de la “solidaridad eslava” a la que invocan.

Publicado en 30 noviembre 2011 a las 16:22
UE, Kosovo, Serbia, Rusia.

Una enorme bandera rusa ondea sobre la zona norte de Mitrovica. Desde las paredes empapeladas de la ciudad, los aliados eslavos vigilan desde los carteles las calles, tanto el exprimer ministro serbio Vojislav Kostunica, el primer ministro ruso Vladimir Putin o el presidente ruso Dimitri Medvedev, como sus homólogos ucraniano y bielorruso, Viktor Ianukovitch y Alexandre Lukashenko, respectivamente.

La mayor parte de la ciudad, en la ribera sur del Ibar, está habitada por albaneses, como el resto de Kosovo. Pero el poder central no llega al norte de Mitrovica [donde los serbios son mayoría]. La tentativa de Pristina de extender su control a los puestos fronterizos situados en el norte de la ciudad, a lo largo de la frontera con Serbia, ha desencadenado una oleada de altercados que ha tratado de aplacarse con la toma de control provisional de los puestos por parte de la misión de la Unión Europea desplegada en Kosovo (EULEX).

La cruenta venganza de los albaneses

Se aprecia que a los manifestantes serbios, que han levantado barricadas delante de los puntos de tránsito gestionados por la EULEX, no les mueve únicamente el sentimiento patriótico, sino también el miedo a perder los ingresos del contrabando.

Sin novedades. Las negociaciones serbo-kosovares acerca de las fronteras y las relaciones bilaterales, que se reanudaron el pasado 21 de noviembre, no se han materializado en ningún resultado concreto. Pero parece que, pura y llanamente, los serbios de Mitrovica ya no confían en su antigua metrópolis. De hecho, temen que Bruselas imponga a Serbia como condición para adherirse a la UE que reconozca la independencia de Kosovo y haga así que Belgrado se someta.

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Como consecuencia, al menos 20.000 serbios de Kosovo tratan de conseguir la nacionalidad rusa. Y muchos otros deberían seguir su ejemplo. Así Rusia nos defenderá de los albaneses, manifiestan confiados los habitantes de Mitrovica.

En 1999, tras la retirada de las tropas serbias de Kosovo como consecuencia de los ataques de la OTAN, los albaneses llevaron a cabo una cruenta venganza sobre los serbios locales que, en su mayoría, se habían refugiado al norte de la frontera. Quienes se quedaron únicamente se sienten seguros bajo la protección de las fuerzas internacionales, a las que, paradójicamente, odian.

Moscú mantiene hábilmente la confianza sobre el paraguas de seguridad ruso. "Entendemos perfectamente los motivos de los serbios de Kosovo y estudiamos con sumo cuidado sus peticiones", declaró recientemente el jefe del ministerio ruso de Asuntos Exteriores, Sergueï Lavrov.

No importa que la ley rusa exija que los solicitantes de la nacionalidad residan en Rusia o sean antiguos ciudadanos de la extinta URSS, lo cual impediría que todos los habitantes serbios de Mitrovica la consiguiesen.

Moscú trata de complicar la situación

Con las falsas esperanzas que da a los serbios de Kosovo, Moscú, hostil a reconocer su independencia, trata por todos los medios de complicar un poco más la situación sobre el terreno.

Pero en Mitrovica se evocan los casos de Abjasia o de Osetia, dónde Rusia empezó a conceder su nacionalidad a la población y después declaró la guerra a Georgia, para al final reconocer la independencia de ambos territorios. Entonces, ¿puede que un día asistamos a la independencia de una República Rusa de la Mitrovica serbia?

Claramente, no es más que un frívolo sueño, una nueva versión de la respuesta que los montenegrinos (con una población de 600.000 habitantes) dieron hace ya algún tiempo a la pregunta de “Realmente ¿cuántos sois?”. "Con los rusos somos 140 millones", contestaban. Pero Montenegro se ha traicionado: ha reconocido Kosovo y quiere adherirse a la UE. En Kosovo es difícil encontrar banderas de Montenegro, al contrario que las de Serbia. Ésas no faltan. La bandera serbia es como una bandera rusa al revés, tal y como el proyecto de ciudadanía rusa para los serbios de Kosovo.

Olor a sangre

Aunque es delirante, este proyecto manifiesta no obstante el auténtico desaliento de una población a la que en un momento dado la historia le ha pasado factura por todos los daños que se han infligido en su nombre.

Probablemente sería más justo que Mitrovica se anexionase a Serbia y que Kosovo recuperase los distritos de Bujanovac y de Preševo, ocupados por Tito y poblados mayoritariamente por albaneses. Pero nadie osa alterar las fronteras de los Balcanes, toda modificación evoca el olor a sangre.

De esta manera, los habitantes de Mitrovica no conseguirán conservar sus pasaportes actuales con el águila bicéfala serbia, ni obtendrán otros nuevos con el águila bicéfala rusa.

Tampoco hay riesgo de que puedan acceder a uno con el águila albanesa de dos cabezas: la comunidad internacional ha prohibido a los albaneses de Kosovo que utilicen como emblema oficial ese símbolo, se les ha impuesto uno que emula el contorno del país con seis estrellas, que representan los seis grupos étnicos principales que conviven en su territorio.

Los serbios son la segunda empezando por la izquierda, o por la derecha, depende. Su pequeña estrella representa a la vez tanto el tamaño de su debilidad, de lo poco que les queda de Kosovo, como de su derrota, de la de querer renunciar a esa porción.

Visto desde Serbia

Belgrado desactiva el conflicto para adherirse a la UE

"Serbia renuncia al conflicto en el último momento" titula Danas tras el final de los enfrentamientos que tuvieron lugar cerca del pueblo de Jagnjenica, en el norte de Kosovo, y que se saldaron con más de un centenar de heridos entre los manifestantes serbios y con veinticinco soldados alemanes y austriacos de la KFOR heridos de bala.

Según el diario de Belgrado, el presidente serbio Boris Tadic pidió a los serbios que retirasen las barricadas. Danas considera que actuó "ante las advertencias que le habían lanzado varias capitales europeas, que le señalaban que los enfrentamientos con la KFOR ponían en peligro que Serbia siguiese siendo un candidato para adherirse a la UE".

Según las fuentes diplomáticas que cita Danas, es probable que, en la cumbre del 9 de diciembre, los jefes de Estado y de gobierno de la UE, con Alemania a la cabeza, decidan retrasar la decisión sobre la candidatura serbia por estos enfrentamientos en el norte de Kosovo.

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