“No al átomo”. El 26 de abril, 25 años después de la catástrofe de Chernóbil, cerca de 300 personas marcharon en Lituania, desde el Parlamento hasta la sede del Gobierno, contra la construcción de tres centrales nucleares en la región: una en el propio país, otra en el enclave ruso de Kaliningrado, y una tercera en Bielorrusia. Es la primera manifestación de este tipo en 20 años. “El velo del secreto cubre la amenaza nuclear”, lamenta Lietuvos rytas. El diario recuerda que, a principios de marzo, Vladimir Putin y Alexander Loukachenko firmaron un acuerdo para construir la central de Astrava en Bielorrusia, a 50 kilómetros de la capital lituana. Vilna espera que Minsk dé noticias sobre los resultados del estudio sobre el impacto ambiental y pretende oponerse como pueda al proyecto: de momento, el Gobierno está redactando un texto legislativo destinado a prohibir la compra de electricidad producida por centrales no seguras.
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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