"Sus compañeros de prisión en Landsberg, entre otras cosas, para no tener que escuchar sus peroratas, animaron a Adolf Hitler a que escribiese el libro", que vio la luz en 1925, recuerdael Süddeutsche Zeitung. Tras haber sido el recurso continuo del nazismo, Mein Kampf (Mi lucha, en castellano) sólo ha traído disgustos a Baviera, que ostenta sus derechos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Incapaz de impedir su edición en el extranjero, el ‘Land’ presenciará cómo cualquiera podrá divulgar los pensamientos del Führer en Alemania cuando la titularidad de los derechos pase a ser de dominio público en el año 2015. El Ministerio de Economía bávaro, contrario a toda publicación antes de dicha fecha, mantiene un enfrentamiento con el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich, que intenta desde hace años publicar una edición crítica de la obra, cuya redacción ha encomendado a dos historiadores. “Cuanto antes aparezca una edición crítica que confiera a los lectores argumentos en contra de cualquier transfiguración neonazi del texto, mejor", explica su director adjunto al diario muniqués. Si finalmente se llega a un acuerdo con Baviera, está previsto que el Instituto lance una edición electrónica gratuita antes de 2015.
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