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Migración: Europa continúa con su errática trayectoria

¿Pueden los países europeos negociar con los talibanes, sustituir la legislación europea o disparar con balas reales a las personas que cruzan sus fronteras? Completamente perdidos, los gobiernos europeos multiplican las medidas improbables.

Publicado en 20 septiembre 2024

Este verano esperaba con ansias el inicio de las vacaciones. Cabe mencionar que los meses anteriores fueron difíciles para quienes se interesan en la migración y en la política en general. Entre las elecciones europeas y el éxito “limitado” de la extrema derecha, las elecciones legislativas francesas llenas de altibajos y las revueltas racistas en Reino Unido, esperaba con ansias —y, al parecer, con mucha ingenuidad— el regreso al aburrimiento.

Lamentablemente, la situación actual de la migración parece indicar que será imposible volver a la normalidad. Hagamos un breve resumen de los eventos destacados de las últimas semanas.

Alemania se estanca en el asunto de la migración

En Alemania, el ataque de Solingen —que dejó tres muertos y varios heridos— y, más recientemente, el resultado histórico del partido Alternative für Deutschland (AfD, extrema derecha) en las elecciones regionales de Turingia (32,8 %, 32 escaños de 88) lograron sumir al gobierno federal en un frenesí de medidas antimigratorias. 

El poder ejecutivo alemán ya había creado polémica al expulsar a 28 ciudadanos afganos condenados por la justicia y mandarlos a Afganistán tras dos meses de negociaciones con el gobierno de los talibanes a través de Qatar. 

Actualmente, se planea extender temporalmente el control de fronteras terrestres del país. Como escribe Christian Jakob para Die Tageszeitung, esta decisión no toma en cuenta la verdadera situación de las fronteras alemanas: “A la derecha y a los conservadores les gusta afirmar que estamos afrontando una situación de ‘caos’ y de ‘pérdida de control’, que no sabemos qué sucede, que los terroristas y los grandes criminales pueden andar por ahí sin problema”. Sostiene que “quienes escuchan siempre los mismos argumentos oficiales para justificar la reinstauración de los controles en la UE [...] deben pensar que antes la situación era exactamente como afirman los extremistas de derecha”. Según Jakob, este tipo de medidas podrían empeorar, con un efecto dominó, la situación en las fronteras externas de Europa.

Un nuevo primer ministro francés severo en materia de migración 

En Francia, el presidente de la República Emmanuel Macron (Renacimiento, centroderecha) causó un escándalo (o salvó a Francia, dependiendo de con quién hablemos) al conferir el cargo de primer ministro a Michel Barnier, antiguo diputado, ministro y negociador del Brexit. Así es como puso fin a una crisis política que surgió en las últimas elecciones legislativas, sin elegir a la candidata propuesta por la izquierda, técnicamente mayoritaria (con 193 escaños de 577), sino a un político con el que había consenso, al menos en la derecha.

Pero pese a ser consensual, Michel Barnier no deja de ser severo en materia de inmigración, señala Matthieu Aron para Le Nouvel Obs:  “En las elecciones primarias organizadas entre los Republicanos para designar a su candidato a las elecciones presidenciales de 2022, [...] Michel Barnier dejó a todos atónitos al proponer una ‘moratoria de inmigración’. En ese entonces pedía ‘que se pusiese fin al descarrío, a la laxitud’. Una ‘pausa de cinco años’ que permitiese frenar las regularizaciones incondicionales, la reunificación familiar y los visados de larga duración. Sugería organizar un referéndum para que Francia pudiese establecer ‘cupos de inmigrantes’ y ‘recuperar su libertad de acción’ frente a Europa”.

El disparate “orbaniano” y la respuesta de Bruselas

Entre Bélgica y la UE por un lado y Hungría por el otro, la antorcha vuelve a arder: desde hace varias semanas, Hungría amenaza con enviar autobuses cargados de migrantes directamente a Bruselas. ¿Cuál es el origen del conflicto? Una llamada de atención del Tribunal de Justicia de la UE, que exige a Hungría el pago de nada menos que 200 millones de euros en multas por incumplir la legislación europea en materia de asilo, según explica Sára Anna Pupli para el medio de comunicación húngaro Telex.


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Esta multa no ha sido bien recibida por Budapest, que amenaza con enviar a estos refugiados a las élites de Bruselas “que ellas mismas han invitado a Europa”; al menos según Balázs Orbán, director político de Viktor Orbán, citado en Index, un medio de comunicación antes independiente que ahora pertenece a alguien cercano al gobierno.

En cualquier caso, en Bélgica, el plan de Hungría motivó una edificante secuencia política compuesta de encontronazos entre políticos belgas, llamados a bloquear los autobuses en la frontera y críticas hacia la “izquierda del buenismo” inconsciente de los “verdaderos efectos de su política”, informa Ugo Santkin en Le Soir

No obstante, esta disputa revela la generalización, a escala europea, de los métodos empleados por los gobiernos para lidiar con los migrantes y la migración. “¿Deshacer Europa? ¿Socavar la UE? Sí. Pero en la práctica, muchos países de la UE que se sienten indignados prueban, mutatis mutandis, su propia versión de este rechazo”, expresa Béatrice Delvaux, jefa de edición de Le Soir, ante el cambio de actitud de Olaf Scholz con respecto a los solicitantes de asilo. Un rechazo que sin duda encarnan “los húngaros, con estos autobuses que esparcirán a los inmigrantes no deseados en Bruselas”, pero que también está presente, digan lo que digan, en “Bélgica, en una versión ciertamente más suave, con los negociadores de [la futura coalición gubernamental] que están acordando un recorte de 500 millones en el presupuesto de asilo”, explica. También añade, quizá con amargura, que “la emergencia electoral y el miedo a los extremos hacen a los gobernantes correr como pollos sin cabeza, con los inmigrantes como válvula de escape.

La necesidad lleva la voz cantante

Pocos países encarnan el desbocamiento político en torno a la migración mejor que Polonia. Si bien el gobierno actual fue elegido por su promesa de restablecer la democracia tras casi una década de reino del partido Ley y Justicia (PiS, extrema derecha), su forma de abordar el asunto de la migración genera varias preguntas. Este verano, el Parlamento polaco aprobó una ley que permite excluir del código penal, bajo ciertas condiciones, la responsabilidad criminal de los agentes de la frontera con Bielorrusia si utilizan un arma. En resumen, están autorizados a disparar balas reales en “defensa propia” o como acción “preventiva”. En  Krytyka Polityczna, Katarzyna Przyborska retoma las preocupaciones principales ante este cambio: “¿Quién juzgará las decisiones tomadas por un soldado? ¿La policía militar, que hace poco fue amonestada por los políticos? ¿Los oficiales de otros servicios? ¿O el mismo soldado que disparó el arma? Los diputados afirmaron que simplemente debíamos confiar en los soldados y en los oficiales”.

La periodista considera que las palabras de la mayoría en defensa del texto contribuyen a crear un estado de violencia generalizada. “En estos momentos, estas declaraciones de los diputados están dándole la vuelta al mundo, mientras los fascistas del país se unen para ‘patrullar’ los bosques de la frontera, enardecidos por el lenguaje antimigratorio y las acciones de un gobierno democrático que se supone debería garantizar el respeto del Estado de derecho,” advirtió. “[El gobierno] ha allanado el camino para una violencia que no hará más que aumentar”.

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