Trípoli, agosto de 2009. Un cartel celebrando el 40 aniversario de la llegada al poder del coronel Gadafi (AFP)

Nuestro "querido amigo" Gadafi

Hace cuarenta años, Muamar Gadafi tomó el poder. Desde entonces, las relaciones entre Libia y Europa han oscilado entre la hostilidad hacia un "Estado gamberro" acusado de promover el terrorismo, y el deseo de aproximarse a un socio potencial rico en petróleo. La prensa europea observa que lo segundo es lo que parece haberse impuesto, a fuerza de compensaciones, excusas oficiales, humillaciones y contratos petroleros.

Publicado en 1 septiembre 2009 a las 14:28
Trípoli, agosto de 2009. Un cartel celebrando el 40 aniversario de la llegada al poder del coronel Gadafi (AFP)

Ningún jefe de Estado de la UE —exceptuando al presidente de Malta— ha asistido a las ceremonias del 40 aniversario de la revolución libia en Tripoli, el martes 1 de septiembre. Pero las relaciones entre Libia y las potencias occidentales no han estado siempre marcadas por el rumor de escándalos y polémicas que las caracterizan recientemente. Desde el principio han conocido un constante ir y venir entre la confianza y la desconfianza, consideraTagesspiegel. "Al principio" recuerda el periódico alemán, "Gadafi tenía la reputación de insobornable. Pero su imagen cambiaría muy pronto", con el inicio del programa atómico libio y "la financiación de grupos rebeldes y terroristas en todos los rincones del mundo".

Cartas ministeriales vergonzosas

El atentado de Lockerbie en 1988 [270 muertos] y la destrucción de un avión francés sobre Níger un año más tarde [170 muertos] relegaron a Gadafi al "estatus de paria" y cubrieron Libia “de sanciones internacionales durante varios decenios", recuerda Tagesspiegel. Más adelante se recuperó la confianza, al admitir Gadafi la responsabilidad de Libia en los atentados y prestarse a pagar una compensación a las familias de las víctimas. "De ser un paria ayer", el coronel Gadafi se ha convertido en el amigo de los jefes de Estado europeos, una amistad alimentada por los numerosos acuerdos comerciales firmados con Libia.

El resurgimiento de las tensiones entre la UE y Libia como consecuencia de la liberación anticipada de Ali Al Megrahi, condenado en Escocia por el atentado de Lockerbie, y su regreso triunfal a Trípoli el 21 de agosto, ha cubierto de vergüenza al gobierno británico. El Sunday Times ha revelado recientemente el contenido de varias cartas ministeriales según las cuales el ministro de Justicia Jack Straw tenía inicialmente la intención de excluir a Al Megrahi del acuerdo de entrega de prisioneros a Libia. Pero según comenta el periódico británico, "el gobierno de Gordon Brown cambió de opinión al hilo de unas negociaciones entre Libia y BP sobre un contrato de exploración petrolera por valor de varios millones de libras". A todo esto, según The Guardian, la polémica podría dar un vuelco si se confirmara que "Al Megrahi era inocente del atentado de Lockerbie. Una idea que causa inquietud desde hace años en el mundo jurídico escocés".

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La Liga Árabe le canta las cuarenta a Gran Bretaña

Para el semanario rumanoDilema Veche, "la liberación de Al Megrahi nos dice algo importante sobre Occidente: entre 1988 y 2009, se ha aceptado que en cuestiones de administración de justicia la Liga Árabe le cante las cuarenta a Gran Bretaña". El periódico francés Le Monde estima sin embargo que a largo plazo la liberación de Al Megrahi es un obstáculo menos entre la UE y Libia, "que podría contribuir a mejorar las relaciones con el viejo régimen paria del Magreb, en un momento en que la Comisión Europea se encuentra inmersa en delicadas negociaciones para llegar a un acuerdo-marco con Trípoli. Y es que Libia exigía del Reino Unido un gesto de este tipo para acelerar el acercamiento".

Se han levantado numerosas voces de denuncia por las continuas provocaciones y por el ascendente que parece adquirir Libia sobre el escenario diplomático. Así, L’Espresso acusa al coronel Gadafi de jugar a un "doble juego" con sus socios, en especial con Italia, al día siguiente de la visita de Silvio Berlusconi a Trípoli para poner la primera piedra de la autopista que debe enlazar la capital libia con Bengasi; obra financiada por Italia a título de compensación por la colonización. El semanario italiano acusa en particular a Libia de comprar armas a intermediarios occidentales para proveer a continuación las rebeliones y las guerras civiles africanas. L’Espresso evoca en particular una investigación del ministerio fiscal de Perugia por un caso de tráfico de armas en el que estarían implicados intermediarios italianos y una ONG libia.

La arriesgada estrategia del arrepentimiento

"Rabia y humillación" titula Le Temps en referencia a las contrariedades sufridas por Suiza. Desde hace un año, las relaciones diplomáticas entre Berna y Trípoli no cesan de degradarse como consecuencia de la detención de Hannibal, uno de los hijos del coronel, en julio de 2008, por haber agredido a dos empleados en un hotel ginebrino. El jueves 21 de agosto, el Presidente de la Confederación Helvética, Hans-Rudolf Merz, se desplazó hasta Trípoli para presentar excusas oficiales al Guía de la revolución, recuerda el periódico suizo, con la esperanza de acelerar la liberación de dos ciudadanos suizos retenidos en Libia desde hace un año y desencallar la crisis. Pero la liberación de los rehenes, que debía tener lugar antes del 1 de septiembre, sigue haciéndose esperar después de que Trípoli reclamara una fianza de 500.000 euros.

Se demuestra así, segúnLe Temps, que la estrategia del arrepentimiento, tan frecuentemente adoptada por los europeos, tiene su riesgo: "Hans-Rudolf Merz ha podido comprobar en Libia que las excusas son un instrumento diplomático peligroso que es preciso manejar con gran precaución". Tanto en el caso de Silvio Berlusconi —quien se excusó por la colonización italiana de Libia, obteniendo a cambio del coronel Gadafi que Trípoli se implique en el bloqueo de la inmigración clandestina hacia Italia, le entregue petróleo y dé acceso a las empresas italianas a los mercados libios— como en el del presidente suizo, " es el líder libio quien ha sabido utilizar las excusas de sus interlocutores para dar salida a su sed de venganza hacia Occidente".

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