Parados hacen cola en una oficina de empleo en Madrid, 2009.

¿Por qué la UE no es capaz de crear empleo?

Los países europeos destacan en productividad pero no parecen ser capaces de estimular el empleo. Esto se debe a las deslocalizaciones y a leyes laborales demasiado estrictas, explica The Independent.

Publicado en 22 septiembre 2010 a las 14:32
Parados hacen cola en una oficina de empleo en Madrid, 2009.

El desempleo es la gran catástrofe de Europa. Muchos aspectos de la economía europea de los últimos cincuenta años han sido un éxito: el aumento del nivel de vida, las condiciones de trabajo óptimas, la alta productividad y la disponibilidad de tiempo libre. Por lo general, se trata de una economía competitiva según los estándares mundiales, ya que cuenta con Alemania, el país que hasta el año pasado era el mayor exportador, y ahora se encuentra en segunda posición después de China.

Francia, además de ser el principal destino turístico del mundo y registra la máxima productividad por hora del mundo. Italia se distingue por la excelencia en industrias especializadas, Escandinavia destaca en el ámbito de las telecomunicaciones, etc. Por ello, el problema de Europa no es la incompetencia. Simplemente no se le da bien crear puestos de trabajo.

La tasa de desempleo es alta según los estándares del mundo desarrollado: la media del 10 por ciento en la eurozona es superior a la del Reino Unido, Canadá, Australia, Japón e incluso algo superior a la de Estados Unidos. Además, ha sido constante. Por ejemplo, entre 1995 y 2005, el nivel medio de desempleo en Francia era del 10,6 por ciento.

Un mercado de trabajo a dos velocidades

Por otro lado, los niveles de empleo (es decir, la proporción de personas en edad de trabajar con un empleo) han sido relativamente bajos, con la principal excepción de Escandinavia. Uno de los objetivos de la Agenda de Lisboa, el plan que se inició en el año 2000 para hacer de la UE una economía más efectiva, era aumentar los niveles de empleo. El resultado ha sido decepcionante, incluso antes de la recesión.

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Es cierto que la economía europea redujo el desempleo durante los años de auge económico, pero el progreso era irregular. Y lo peor era que muchos de los nuevos puestos de trabajo eran temporales, con lo que se creó un mercado de trabajo de dos niveles. Los trabajadores de más edad eran "privilegiados" con derechos laborales muy protegidos y buenas jubilaciones. Los trabajadores más jóvenes eran "intrusos", muchos de ellos incapaces de encontrar trabajos permanentes y por lo tanto obligados a hacer malabarismos con una serie de contratos a corto plazo o a tiempo parcial. Mientras que algunos países han logrado gestionar con eficacia el trabajo a tiempo parcial, como por ejemplo Países Bajos, en otros países a los jóvenes se les han cerrado las puertas de los empleos a tiempo completo.

Cualificación y oportunidades laborales deben coincidir

¿Por qué se ha permitido que ocurra algo así? Existe una explicación breve y brutal, aunque incompleta. Y es que la legislación laboral bienintencionada y destinada a proteger los derechos de las personas que ya trabajaban ha minado la voluntad y la capacidad de las empresas de crear nuevos puestos. Así pues, los países con una protección menos sólida, como por ejemplo Reino Unido, han logrado generar más empleo. (En los últimos tres meses, a pesar del aumento de los demandantes de empleo, hemos creado 300.000 puestos de trabajo; en la UE, ninguno.)

Pero esta no es la respuesta al completo. Parte del problema es que en un mundo cada vez más global, los trabajos pueden "externalizarse" a la India o a China. Siempre existe una mayor demanda de personas altamente cualificadas, mientras que hay algunos trabajos de menor cualificación que deben realizarse físicamente en el país. Pero entre estas dos categorías existe una serie de trabajos que están desapareciendo. Resulta difícil hacer coincidir la cualificación con las oportunidades laborales. En algunos países de Europa esto ha sido más difícil que en otros.

Y entonces llegó la recesión. Algunas partes de Europa lo han soportado bien, como Alemania o Suecia. Para otros países, la recesión ha sido un desastre: España registra una tasa de desempleo del 20 por ciento. Y aunque la economía europea en general ha crecido en los últimos meses, está claro que la recuperación está lejos de ser firme.

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