“Y la serpiente dijo…”
El 21 de noviembre, Estados Unidos propuso un plan para el final de la guerra en Ucrania y ha pedido a Kiev y a sus aliados aceptarlo antes del 27 de noviembre, día en que los estadounidenses celebran el día de Acción de Gracias.
El plan, que Kiev tilda de “capitulación y traición”, prevé entre otras cosas que el país ceda las regiones orientales de Donetsk y de Lugansk a Rusia (que no las controla en su totalidad); que reduzca su ejército a 600 000 soldados (contra los aproximadamente 800 000 actuales); una amnistía general para las dos partes (que impediría pedir justicia a las víctimas ucranianas de violaciones, torturas y secuestros); que renuncie a integrar la OTAN y que Moscú vuelva a incorporarse al G8.
Revelado por el sitio web de noticias estadounidense Axios, tras una filtración cuyo origen aún no está claro, el plan se considera muy favorable al Kremlin (hasta el punto de que se le acusa de corresponder a una lista de deseos del país y que incluso podría haber sido traducido directamente del ruso) y se le critica por haber sido elaborado sin consultar a Ucrania ni a sus aliados europeos. Así, se ha iniciado una contrarreloj entre estos últimos para elaborar una contrapropuesta, y para llevar a cabo una serie de reuniones entre emisarios ucranianos y estadounidenses con el fin de establecer un “marco de paz actualizado y ajustado” con Rusia.
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