Los agoreros se frotan las manos, convencidos de que están a punto de ganar la partida. La posibilidad que estremecía por igual en las calles de Madrid y en los despachos de Berlín —que un gran país de la UE solicite ayuda al fondo de rescate— parece cada vez más cercana. El presidente Mariano Rajoy negó este lunes por enésima vez que los bancos españoles vayan a necesitar un salvamento externo, pero el agujero de Bankia empuja al país un poquito más hacia al abismo.
Ya antes de que se supiera que el Estado iba a tener que inyectar 19.000 millones de euros adicionales en Bankia, varios expertos avisaban de la necesidad de que, por doloroso que fuera, el Gobierno pidiera dinero al exterior para recapitalizar a sus entidades financieras.
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Crisis de la deuda
El "efecto Rajoy" no apacigua los mercados
“El 'efecto Rajoy' llega tarde y no frena la sangría” de los mercados, señala ElMundo, al día siguiente de la rueda de prensa concedida por el presidente español. El diario madrileño se muestra crítico con la intervención de Rajoy, que, en su opinión, no fue lo suficientemente concreta:
sería de necios intentar desviar la atención achacando nuestros problemas con la prima de riesgo al contexto europeo. Estamos en el punto de mira por Bankia y la incertidumbre sobre el sector financiero español […]. Pero también por la ayuda financiera urgente que necesita Cataluña y la extensión de este problema al resto de las autonomías.
El diario añade que el Gobierno anunciará el viernes 1 de junio la creación de los “hispabonos”, obligaciones del Estado para financiar a las regiones más endeudadas, entre las que figuran Cataluña, Andalucía, Valencia, Murcia, islas Baleares o Castilla-La Mancha. Se calcula que, para cubrir sus necesidades, se necesitarán unos 17.000 millones de euros hasta finales de año. Según El Mundo,
la intención del Gobierno es financiar a partir de junio esta gran operación de rescate para salvar a algunas comunidades autónomas, que se encuentran ya al borde de la suspensión de pagos y que no podrán atender de otro modo sus compromisos porque el mercado ha vuelto la espalda a sus emisiones [de deuda pública].