El 16 de febrero, la administración penitenciaria rusa anunció la muerte de Alexéi Navalni, el principal opositor político de Vladímir Putin, en la colonia penal de Siberia donde se encontraba encarcelado desde agosto de 2023. Aún se desconoce la causa de su muerte. Navalni, de 47 años, había sido condenado a 19 años de cárcel por “extremismo” y a nueve años por “malversación de fondos” y “desacato al tribunal”, acusaciones consideradas como altamente políticas. Su muerte ocurrió a un mes de las elecciones presidenciales rusas, de las cuales han sido excluidos la mayoría de los adversarios de Putin.
En agosto de 2020, Navalni había sido hospitalizado en Siberia por envenenamiento por novichok — un agente utilizado comúnmente por los servicios soviéticos y luego rusos — al término de una reunión. Tras haber sido tratado en Berlín, fue detenido al volver a Moscú en enero de 2021 y fue condenado a dos años y medio de cárcel por violar las condiciones de una pena por malversación de fondos.
Los allegados de Navalni denunciaban con frecuencia las condiciones de detención del opositor, cuyas investigaciones sobre la corrupción del régimen ruso y de sus dirigentes irritaban al Kremlin, y acusaban a este último de querer deshacerse de un adversario molesto. La mayoría de los dirigentes occidentales han retomado esta acusación y consideran al poder ruso como responsable de su muerte. Navalni es el último de una larga lista de críticos de Putin que fallecieron en circunstancias turbias, comenzando por Anna Politkóvskaya y pasando por Borís Nemtsov, Natalia Estemírova, Alexander Litvinenko y muchos otros más.