Ahora que el presidente polaco Lech Kaczyński ya ha ratificado el Tratado de Lisboa el 10 de octubre, tan sólo queda Václav Klaus. Tras haber temido la pérdida de la soberanía de su país, el presidente ahora apunta a la amenaza de que, con el Tratado, los alemanes de los Sudetes podrán reivindicar sus bienes confiscados tras la II Guerra Mundial. "No existe tal peligro", escribe Lidové Noviny, que resume así la opinión de los expertos constitucionales. "El presidente checo no descubre nada nuevo", comenta el diario de Praga, que precisa que la cuestión de los Decretos Beneš, publicados contra la minoría alemana de Checoslovaquia en 1945, ya se estudió tras la entrada de la República Checa en la Unión en 2004.
"La prensa y los políticos se preguntan qué hacer con Klaus", constata Lidové Noviny. Según el periódico, los diplomáticos franceses y alemanes sugieren dos formas de poner fin a las obstrucciones de Klaus: "O cesarle o cambiar la constitución para privar al jefe de Estado del derecho de veto".