El 26 de agosto, el Gobierno búlgaro entabló una serie de destituciones y de nombramientos sin precedentes en los cargos principales de los organismos públicos más importantes, un hecho que muchos analistas consideran una purga política, informa Troud.
Deben abandonar su puesto los directores del Fondo para la Agricultura, de la Agencia para la Inversión, de la Dirección de Archivos, de la Agencia de Aduanas, de la policía militar y del Instituto Nacional de Estadística, así como el presidente de la Agencia para las Infraestructuras Viarias.
El Parlamento, por su parte, anunció tener la intención de cerrar el Centro Nacional para el Estudio de la Opinión Pública, el principal instituto público de encuestas, pues lo califica de "inútil".
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
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