Los dirigentes griegos y de la Unión Europea están haciendo sonar las campanas de alarma a causa de las elecciones presidenciales que se celebrarán en el Parlamento el 17 de diciembre, que si fracasan en la consecución de una mayoría provocaría la caída del Gobierno de coalición del país y pondría en peligro su rescate negociado con la UE.
Ekathimerini escribe que el primer ministro, Antonis Samaras, cuyo "coalición aún no cuenta con el apoyo de los 180 diputados que necesita" para asegurar la presidencia, ha advertido a los parlamentarios independientes y de la oposición de que sus votos podrían ser de gran ayuda para el partido izquierdista Syriza, al que acusa "de asustar a los inversores y amenazar la posición de Grecia en la zona euro".
The Economist observa que Syriza - que quiere cancelar la deuda de Grecia y dar término a las políticas de austeridad - ganaría más escaños que cualquier otro partido en caso de unas elecciones generales, pero añade que no está claro cómo se financiarían sus políticas económicas "haciéndolas compatibles con la pertenencia de Grecia a la zona euro".
En Bruselas, EUobserver indica que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha manifestado su posición de cara a dicha elección, declarando que preferiría "caras conocidas" a "fuerzas extremas" y que el país "fueras gobernado por personas que piensan en todos los ciudadanos griegos y también comprenden la necesidad de los procesos europeos".
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