En la portada de The Economist los líderes europeos escapan del barco que se va a pique en el que parece haberse convertido la eurozona. Pero para el influyente semanario británico, “el plan es confuso y poco convincente. Confuso porque su ingeniería financiera es demasiado ingeniosa y, por lo tanto, vulnerable a consecuencias inesperadas. Poco convincente porque no se han explicado demasiados detalles y en la esencia del plan no está la tarea de rescatar al euro”, añade la publicación londinense, lamentando que “Alemania y el Banco Central Europeo (BCE) han descartado la única fuente de apoyo ilimitado: el mismo BCE".
Para The Economist, el refuerzo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) mediante la creación de "special-purpose vehicles" financiados por otros inversores, incluyendo fondos soberanos en buen estado, no es suficiente: “¿Por qué deberían China o Brasil invertir mucho en ellos mientras que Alemania es reticente a poner más dinero?” Al igual que con la quita de la deuda griega, “mientras el FEEF esté diseñado para ofrecer garantías a los propietarios de bonos, la insistencia de los líderes europeos en asegurar que la quita griega es voluntaria hará la deuda de la eurozona más difícil de asegurar”.