Mapa de los gasoductos y oleoductos existentes y en curso de construcción en la región. © Presseurop

Todos los gasoductos llevan a Ceyhan

Para reducir su dependencia con respecto a Rusia, los europeos necesitan a Turquía, país por el que deben pasar los gasoductos procedentes de Oriente Próximo. Por este motivo Die Zeit duda que la UE pueda mantener a Ankara esperando a sus puertas durante mucho tiempo.

Publicado en 30 septiembre 2009 a las 15:42
Mapa de los gasoductos y oleoductos existentes y en curso de construcción en la región. © Presseurop

Para un gran número de europeos, Turquía no es un candidato firme a la adhesión en el extremo oriental de Europa. Este país es un puesto lejano y avanzado de la OTAN, la última prolongación de la civilización occidental y comparte fronteras con países inquietantes como Irán e Irak.Sin embargo, varias personalidades importantes del mundo se dieron cita este verano precisamente en Turquía para discutir sobre energía. En este sector, el país desempeña una función estratégica: aunque dispone de pocas materias primas, se encuentra a medio camino a lo largo de los gasoductos y oleoductos que provienen de Asia Central, de Rusia y de Oriente Próximo, actualmente en proyecto.

Por ello, desde hace unos quince años, se habla de Turquía como un país de tránsito para los recursos procedentes del fondo del mar Caspio desde la desintegración de la Unión Soviética. Estos recursos incluyen los campos de gas de Turkmenistán, además del gigantesco yacimiento petrolero de Kashagan, descubierto hace un cuarto de siglo en Kazajstán, y el petróleo de Azerbaiyán. Pero, durante mucho tiempo, el modo de hacer llegar hasta Europa estos hidrocarburos no ha estado claro.

El pasado 13 de julio, cinco jefes de Estado y de gobierno se reunieron en Ankara para dar una respuesta y decidieron construir el gasoducto Nabucco, que unirá Turquía a Europa Occidental. Y organizaron una suntuosa ceremonia en la que el Primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan actuó como director del gran circo energético.Nabucco constituye el medio para que los europeos y los turcos puedan hacer llegar el gas natural a la Unión Europea prescindiendo de la potencia rusa del gas. Es la razón por la que el Kremlin y el gigante de la energía Gazprom siempre han considerado este proyecto una insensatez. Además, Gazprom se ha apresurado a actuar en algunos yacimientos del Caspio.

Un "mini Nabucco" de Bakú a Erzurum

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En el pasado, Moscú impidió el paso de otros conductos que conectaban el este y el oeste, como el gran oleoducto que une la capital azerbaiyana de Bakú con Ceyhan, un puerto turco del Mediterráneo, pasando por Georgia. Al mismo tiempo se ha construido una especie de "mini Nabucco": un gasoducto que une Bakú con Erzurum. Una nueva conexión con Grecia también apareció en el oeste de Turquía. Estos proyectos han contado con el apoyo incondicional Washington, que aprecia el hecho de que las riquezas del Caspio lleguen al mercado energético sin la participación de Moscú. Pero sería ilusorio creer que los turcos van a dejar que el juego de los recursos energéticos se decante a favor del campo americano. Es lo que demostró la visita sorpresa de Vladimir Putin poco después de la "cumbre Nabucco" de Ankara. Alarmado por la firma del acuerdo marco Nabucco, el primer ministro ruso hizo un llamamiento a su homólogo turco para proponerle la construcción de un gasoducto bajo la parte turca del Mar Negro en dirección a Bulgaria. Este proyecto, denominado South Stream, está ideado para llevar gas ruso a Europa rodeando Ucrania. Pero le hace la competencia a Nabucco. Gazprom además se aseguró recientemente el suministro de gas en Azerbaiyán, que podría alimentarse en los conductos europeos. De repente saltó a los titulares la muerte del proyecto Nabucco.

¿Traicionó Turquía al proyecto y a Europa?

Para responder a esta pregunta, hay que conocer de antemano lo que Turquía ha recibido a cambio de su acuerdo sobre South Stream: los turcos han exigido compromisos de suministros de gas por parte de Rusia a cambio de la construcción de un oleoducto desde el puerto de Samsun, en el mar Negro, hasta Ceyhan, en el Mediterráneo. El oleoducto se encuentra en construcción y su objetivo es aligerar el tráfico en el Bósforo, surcado a diario por gigantescos petroleros, a pocos kilómetros de Estambul. Ceyhan se convertiría así en el puerto petrolero más importante del Mediterráneo oriental.Al mismo tiempo, Erdogan y su amigo Putin llegaron a un acuerdo sobre la construcción de la primera central nuclear turca. Turquía importa el 64 % de su gas natural de Rusia.

Una tercera dirección, de sur a norte, convierte a Turquía en centro neurálgico de la energía: poco después de la visita de Vladimir Putin, el emir de Qatar llegó a Ankara, para tratar con Erdogan la construcción de un gasoducto en Turquía. Qatar posee la tercera reserva de gas natural más importante del mundo. Desde el punto de vista de los hidrocarburos, Irak sigue siendo más importante, ya que en los últimos años se han descubierto enormes campos de gas al norte del país. Desde entonces se piensa seriamente en construir un gasoducto que una el norte de Irak a Turquía. Una serie de empresarios turcos y europeos obtienen poco a poco suministros de gas procedentes de Irak.

Turquía no ha traicionado al proyecto Nabucco. Este proyecto traerá ante todo gas de Oriente Próximo, procedente de Irak, pero también de Egipto y de Qatar. A esto se añade el gas natural de Azerbaiyán, quizás de Turkmenistán y probablemente incluso de Irán. De este modo Turquía sustituirá a Ucrania como principal país de tránsito para el trayecto del gas ruso hacia Europa.

Todos estos conductos juntos modificarán el peso de Turquía con respecto a Europa. ¿Un Estado marginado? ¿Candidato poco probable a la adhesión? "Esperamos que nos traten con respeto", afirma Suat Kiniklioğlu, portavoz de política exterior del AKP, el partido en el poder. ¿Abrirá a Turquía este crecimiento las puertas de la Unión Europea? Quizás sólo por este motivo no, pero debería reforzar los vínculos entre la UE y Turquía. Tendremos que ver con los turcos mucho más de lo que les gustaría a los franceses, por ejemplo.

ADHESIÓN

¿Crece la hostilidad alemana hacia Turquía?

¿Se perfila Turquía como la verdadera perdedora de unas elecciones alemanas que han propiciado la coalición entre cristianodemócratas (CDU) y liberales (FDP)? El Daily Telegraph afirma que los dos partidos son contrarios a la entrada de Turquía en la UE. Angela Merkel, que alega razones culturales contra la adhesión de 71 millones de turcos de mayoría musulmana, ya habría anunciado a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan, “que la política exterior alemana se encuentra en fase de revisión”. Su posible ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, ya afirmó en su momento “que la economía turca es demasiado débil en comparación con la media europea como para entrar con facilidad en la UE”.

En cambio, en Viena, Die Presse ve en Turquía una de las principales fuentes de discordia entre Merkel y Westerwelle, puesto que este último pide un referendo “sin revelar exactamente el motivo del mismo”. “Será muy interesante comprobar si finalmente el FDP cambia de parecer y, en tal caso, cómo va a hacerlo”, comenta el diario. Un politólogo cercano al FDP asegura que el partido se pronunciará a favor de la adhesión de Turquía, incluso aunque esto no termine de agradar a Angela Merkel.

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