Existen numerosos miedos: por ejemplo, sobre el futuro de Ucrania; sobre un posible ataque de Rusia a los Estados bálticos e incluso en Polonia; y sobre una nueva repartición de las esferas de influencia, que parece ser lo que Trump y Putin se han puesto como meta.
El portal independiente ruso Verstka ha hablado con varios oficiales rusos sobre las negociaciones de paz y la negativa de Putin respecto a la tregua de 30 días. Parece que los estadounidenses y los ucranianos presentaron esta propuesta de manera conjunta a los rusos tras los diálogos en Arabia Saudita. Algunos de los rusos que hablaron con Verstka se sienten optimistas y tienen la esperanza de que el conflicto pueda resolverse. Consideran que ya el solo hecho de que Rusia haya entablado contacto con Occidente tras tres años de aislamiento es prometedor.
Una de las fuentes, un oficial del Kremlin que ha participado en reuniones y discusiones de alto nivel, explicó a los periodistas de Verstka que no había razón alguna para estar decepcionados, ya que “nadie dijo que la paz podía lograrse en tres días”. Para este oficial, el que en Occidente surgiese un dirigente que entiende que Rusia debe ser tomada en serio es algo alentador: “Hemos estado hablando con él y explicando nuestras exigencias, que no han cambiado en estos tres años: el desarme de Ucrania, que la OTAN no aparezca en la puerta de Rusia. Todo está saliendo según lo planeado”.
Otros rusos adoptan una actitud más prudente. En las palabras de uno de ellos: “En mi círculo social, la gente se encuentra en un torbellino emocional. Solamente ayer, nos estábamos preparando para reuniones con los líderes empresariales de Occidente. Actualmente, parece que a fin de cuentas no habrá un acercamiento. Nadie entiende nada, y las señales que estamos recibiendo parecen cambiar varias veces al día. Este último mes ha estado lleno de esperanza, pero no sé si esta será satisfecha…”
Los ucranianos también se encuentran en un torbellino emocional. El plan de paz de Trump se asemeja cada vez más a una petición para un sometimiento completo a Rusia y para la aceptación de todas las exigencias de Rusia sin ninguna garantía de seguridad a cambio. Los ucranianos no se encuentran bajo ninguna ilusión. En una encuesta llevada a cabo por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev entre finales de febrero e inicios de marzo, el 87 % de los encuestados declaró no creer que la agresión rusa fuese a llegar a su fin con los territorios ucranianos ocupados actualmente. Dos tercios dijeron creer que el objetivo de Rusia era destruir a Ucrania, tanto el Estado como la nación, incluso mediante una limpieza étnica.
Desafortunadamente, parecen estar en lo cierto: nadie en Rusia está haciendo un esfuerzo significativo por ocultar este plan. De hecho, los propagandistas rusos llevan ya un tiempo discutiendo cuáles grupos de ucranianos deberían ser sometidos a purgas y a cuáles se les debería dejar en paz, presumiendo que Rusia tome un pleno control sobre Ucrania. La guerra no es un capricho personal del presidente Zelenski o de quienes lo rodean, como lo está intentando retratar la nueva administración de Estados Unidos. Lamentablemente, es una necesidad no deseada para Ucrania. No hay alternativa: es una guerra para la supervivencia del Estado ucraniano.
No cabe duda de que la decisión de la administración de Trump de clausurar las radioemisoras Voice of America y Radio Free Europe/Radio Liberty (RFE/RL) fue recibida por el Kremlin como una señal positiva. Estos medios de comunicación financiados por Estados Unidos eran una fuente de noticias independientes en lugares autoritarios como Rusia, Bielorrusia y Asia Central. En Rusia, RFE/RL estaba descentralizada, con salas de redacción regionales separadas dedicadas, por ejemplo, al Cáucaso, a los Urales y a Siberia. Es así como este medio de comunicación ha ayudado sutilmente a romper con ideas jerárquicas y centralistas sobre la estructura de Rusia, y apela a los intereses y las prioridades de los habitantes a lo largo del país.
Mientras Estados Unidos desarticula sus herramientas de poder blando, Rusia está gastando miles de millones de dólares en la constitución de sus propios medios de propaganda y desinformación. Estos incluyen tanto las redes sociales como los medios de comunicación tradicionales. En cuanto al segundo tipo, el ejemplo más destacable es el medio de comunicación dirigido por el Estado RT (antiguamente Russia Today), que recibe un financiamiento más que generoso y cuya directora, Margarita Simonyan, es una partidaria particularmente sanguinaria de la guerra contra Ucrania.
Es por esto que el gobierno de República Checa, donde está radicada RFE/RL, ya está intentando convencer a otros países de la UE de que les convendría hacerse cargo del financiamiento proporcionado por los estadounidenses con el fin de mantener la sala de redacción en pie. El ministro checo de Exterior Jan Lipavsky ha descrito a RFE/RL y a Voice of America como una “luz de esperanza” para quienes viven en países autoritarios. Los checos han hecho circular un proyecto de resolución entre sus colegas de la UE con el fin de dar la voz de alarma. Este señala que RFE/RL, que ha estado proporcionando información objetiva a habitantes de países que han pasado décadas tras el telón de acero, “sigue transmitiendo noticias independientes y confiables a decenas de millones de personas en regiones donde la prensa libre está restringida o es inexistente”. En Praga opinan que RFE/RL contribuye a la seguridad europea a través de su trabajo y que cerrar la sala de redacción sería un regalo para los enemigos de Europa”.
Muchos de nosotros, en especial en Europa, nos estamos preguntando qué están tramando realmente Trump y sus seguidores con toda esta locura. Algunos visualizan una estrategia bien planificada, por ejemplo, un plan para cambiar las reglas de la milicia estadounidense y la hegemonía económica. Otros consideran que cualquier intento de entender a Trump es una pérdida de tiempo, y que estamos lidiando con un narcisista desligado de la realidad que ya no puede diferenciar la verdad de las mentiras y que por ende actúa de manera completamente irracional.
Re:Russia, un equipo de expertos rusos exiliados, forma parte de quienes están analizando cada movimiento de la nueva administración estadounidense. Según opinan, puede que los estadounidenses estén interesados en un importante tratado de energía que les permitiría repartirse los recursos de gas en el Ártico y de esta manera controlar conjuntamente alrededor del 40 % del mercado internacional del gas. En este escenario, Trump necesitaría más a Canadá y a Groenlandia que a la Unión Europea y a Ucrania.
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