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Ucrania, Bielorrusia y Polonia: guerra, cebollas e inundaciones 

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Los negocios del “rey sajón de la cebolla” en Bielorrusia, el papel de las mujeres ucranianas ante la guerra, los rusos y la excepcionalidad de su país, y las inundaciones en Polonia: aquí la visión de Paulina Siegień sobre la actualidad en Europa del Este, en colaboración con Display Europe.

Publicado en 17 octubre 2024
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El diputado alemán Jörg Dornau, cultivador de cebollas en Bielorrusia

Jörg Dornau, ingeniero agrónomo de formación y miembro del partido Alternativa para Alemania (AfD, de extrema derecha) se dedica también a la agricultura a unos kilómetros de Lida (al noroeste de Bielorrusia), en 1500 hectáreas de terreno arrendado por el régimen del presidente bielorruso Alexandr Lukashenko.

La información es ya de por sí sorprendente, pero la revista bielorrusa independiente Reform News revela datos mucho más inquietantes. Por otra parte, los medios de comunicación alemanes ya se hicieron eco de los negocios bielorrusos del “rey de la cebolla”, como se conoce a Jörg Dornau en su país, cuando en agosto de 2024, el Gobierno del Estado Libre de Sajonia le impuso una multa de 20 862 euros por haber ocultado su actividad en Bielorrusia.

Los periodistas bielorrusos pudieron comprobar que en la explotación agrícola de Dornau trabajaban presos políticos de la cárcel vecina. Cybulka-Bel, la empresa registrada en Bielorrusia por el diputado de AfD, efectivamente firmó un contrato con el centro de detención de delincuentes de Lida. Los detenidos no están obligados a trabajar (los autores del artículo subrayan que el trabajo en la explotación agrícola no es un trabajo forzado), pero los que firmen el formulario de consentimiento pueden ganar la suculenta suma de unos cinco euros al día mientras cumplen su condena. La jornada comienza a las siete de la mañana y acaba a las seis de la tarde.

El régimen de Lukashenko controla totalmente la economía del país y en particular el sector agrícola, el orgullo del dictador, ya que él mismo fue exdirector de los sovjoses (granjas estatales soviéticas) en Chklow, al este del país. En cuanto a Jörg Dornau,  este no creó su empresa solo. El rey de las cebollas sajonas solicitó a las autoridades bielorrusas los servicios de un intermediario: Yurij Kunitski, un hombre de negocios afincado en Alemania que no oculta sus simpatías por Vladímir Putin y Lukashenko. En cuanto a la empresa Cybulka-Bel, se registró en octubre de 2020, en un momento en que el régimen bielorruso reprimía violentamente las manifestaciones pacíficas provocadas por la falsificación de las elecciones presidenciales. En aquel momento, Kunitski, que poseía la mitad de las acciones de la empresa, era su director. Dornau le sucedió en el cargo en noviembre de 2023.

Ucrania: las mujeres y la guerra

Los conflictos afectan profundamente a los roles sociales tradicionales, como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial y los años posteriores. En Ucrania no se ha producido este cambio, aunque cada vez hay más mujeres en el ejército. Sin embargo, la guerra sigue apartando a los hombres de la vida social y económica del país, lo que insta a las mujeres a sustituirlos en ámbitos donde su presencia había sido hasta entonces más bien anecdótica.

La revista ucraniana Wonderzine habla de un programa de formación, llamado Iron Women, ideado para preparar a las mujeres para realizar trabajos como operadoras de bulldozers y excavadoras. El programa, lanzado a iniciativa de Beredskapslyftet, una asociación sueca sin ánimo de lucro, tiene como fin ayudar a las mujeres ucranianas a situarse mejor en el mercado laboral, pero también a apoyar a este último, que sufre cruelmente la escasez de trabajadores varones provocada por la guerra.

El Gobierno también ha proporcionado cursos de formación para mujeres: en siete regiones del país ha puesto en marcha cursos de formación destinados a mujeres para trabajar como conductoras de autobús.

Los rusos y “el Occidente colectivo”

El portal independiente ruso Verstka encontró un estudio publicado por el Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias Rusa que analiza encuestas de opinión realizadas a lo largo de varias décadas sobre cómo se perciben los rusos a sí mismos y a otros grupos étnicos que viven en su país. Una de las conclusiones del informe trata sobre la “consolidación de los rusos frente al Occidente colectivo”.


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En 2023, el 79,9 % de los encuestados coincidía en que “Rusia [era] un país excepcional, fundamentalmente distinto a Occidente y que, por lo tanto, [debía] seguir su propio camino”. Este porcentaje (¡ojo!) es ocho veces superior al de 1998, es decir, justo antes de la llegada al poder de Vladímir Putin. Por aquel entonces, solo el 9,5 % de los rusos tenía esta opinión. Según esta misma encuesta, dos tercios de los encuestados (68,5 %) creen que “las influencias occidentales destruyen los valores tradicionales rusos”.

A finales de los años 90, solo el 16,3 % de los encuestados compartía esta opinión. Y, aunque la Federación Rusa es un país multiétnico, puesto que viven en su territorio más de 190 grupos étnicos diferentes, la mitad de los encuestados cree que “Rusia es ante todo el país de los rusos y el Estado debe representar sus intereses”. Por último, cerca del 43 % de los encuestados opina que “los rusos son más inteligentes y tienen más talentos que los demás pueblos”.

Además de comentar este estudio sociológico, que parece demostrar hasta qué punto se ha desarrollado la megalomanía de los rusos en la era Putin, Verstka muestra dónde desemboca en concreto el camino “excepcional” que ha emprendido el país: en dos años y medio de guerra contra Ucrania, los soldados rusos que regresan del frente han matado o herido de gravedad a casi quinientas personas.

Basándose en datos judiciales y policiales de libre acceso, encontraron 242 casos de homicidio y 227 de lesiones graves en los que estaban implicadas personas que habían combatido en Ucrania. Los autores de los crímenes y agresiones son en su mayoría expresos que aceptaron unirse al ejército a cambio de una reducción de condena y las víctimas son principalmente familiares de los combatientes. Sin embargo, los autores del artículo creen que probablemente haya más casos, puesto que no se puede acceder a todos los archivos.

Inundaciones en Polonia

Polonia se recupera lentamente de las catastróficas inundaciones de septiembre que han causado enormes daños en varias ciudades del suroeste del país. Si bien ya ha comenzado la caza de los responsables, también se plantea la cuestión del impacto de la crisis climática, tal y como explica Paulina Januszewska en Krytyka Polityczna. Durante este tiempo, Donald Tusk (KO, de centro), conocido en Europa por haber derrocado a los populistas de derechas en Polonia, desató la indignación cuando declaró que si las presas estaban dañadas era porque los castores estaban cavando sus madrigueras en ellas.

El ataque a estos animales, que realizan gratuitamente una labor hidrológica esencial y cuyo valor se estima que asciende a miles de millones, ya que sus presas estabilizan el nivel de las aguas y frenan el caudal de los ríos, ha provocado el resentimiento de los partidarios de una política medioambiental (que votaron a partidos que actualmente forman parte de la coalición gubernamental).

Aunque el nuevo Gobierno polaco no ha introducido hasta ahora ningún cambio importante en la política de gestión medioambiental, Donald Tusk, con su autoridad como estadista, ha declarado que Polonia no aceptará ni el Pacto Verde Europeo ni la ley de restauración de la naturaleza. Los especialistas coinciden en que la magnitud de los daños causados por las inundaciones en Polonia no solo se debe al cambio climático, sino también a la tala masiva de bosques de montaña, al desarrollo de riberas artificiales y a la modificación de terrenos inundables normalmente destinados a absorber desbordamientos, en los que los promotores inmobiliarios multiplican las urbanizaciones. 

Mientras tanto, todo el mundo sigue con interés la nueva versión polaca de la serie estadounidense Succession. El conflicto que enfrenta a los hijos y la cuarta esposa de Zygmunt Solorz, uno de los empresarios más ricos de Polonia, podría ser solo un chisme para los medios sensacionalistas si no hubiera tanto en juego. En concreto, Solorz posee activos en varios sectores estratégicos de la economía polaca como la energía y las telecomunicaciones, además de ser dueño de Polsat: su buque insignia y primer canal de televisión privado del país, fundado en 1992. Según los hijos de Solorz, Justyna Kulka, la que es su última esposa, maneja a su antojo al empresario y los periodistas ven en ello una intriga política, ya que Kulka es cercana a la élite del partido Ley y Justicia (PiS, de extrema derecha) de Jarosław Kaczyński. El intento de hacerse con los activos del multimillonario podría estar motivado perfectamente por el deseo de apropiarse de un importante canal de televisión para el partido.

En colaboración con Display Europe, cofinanciado por la Unión Europea. No obstante, los puntos de vista y opiniones expresados son exclusivamente los del autor o autores y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea ni los de la Dirección General de Redes, Contenidos y Tecnología de las Comunicaciones. Ni la Unión Europea ni la autoridad otorgante pueden ser consideradas responsables de las mismas.
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