Olafur ELiasson, "Berlin Colour Sphere", 2006, presentado en el búnker de Christian Boros en Berlín.

Un escaparate del ego

Mientras los museos públicos se ven obligados a reducir sus presupuestos, las colecciones privadas están en pleno auge. Pero la mayoría de éstas últimas tan sólo son escaparates personales en los que se pierde la función social de las instituciones clásicas.

Publicado en 24 junio 2010 a las 13:52
Olafur ELiasson, "Berlin Colour Sphere", 2006, presentado en el búnker de Christian Boros en Berlín.

El pasado mayo pasará a los anales de la historia de los museos europeos como uno de los peores meses. En la noche del 19 al 20 de mayo, un desconocido accedió al Museo de Arte Moderno de París, del que sustrajo tranquilamente cinco obras maestras, un Braque, un Léger, un Matisse, un Modigliani y un Picasso, cuyo valor total ascendía a cerca de cien millones de euros. Tras el robo, la gran pregunta fue saber por qué el ladrón había optado por estas obras, imposibles de revender en el mercado legal.

**Lea el artículo completo en el sitio web de Frankfurter Allgemeine Zeitung**

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