El hombre ruso, como estos miembros del club del Oso Polar de Moscú, es el nuevo objeto de deseo de las europeas. Foto: Carl Mydans

Un ruso o nada

Hace tiempo que las mujeres de la ex-Unión Soviéticas hacen su agosto con las agencias matrimoniales internacionales. Ahora, les toca a los hombres seducir a las europeas, constata con sorpresa Lidové Noviny.

Publicado en 24 marzo 2010 a las 16:35
El hombre ruso, como estos miembros del club del Oso Polar de Moscú, es el nuevo objeto de deseo de las europeas. Foto: Carl Mydans

A primera vista, la historia de Andreï Tchistiakov, un joven ruso de Nijni Novgorod, es bastante trivial: su novia lo dejó. Olga pasó los últimos meses de su relación delante del ordenador. Mientras él esperaba secretamente que estuviera buscando un apartamento donde pudieran instalarse juntos, ella estaba buscando en realidad un extranjero con quien casarse. Estaba harta del miserable apartamento de dos habitaciones que compartía con Andreï, su madre, un hermano más joven y un suegro permanentemente bajo los efectos del alcohol.

Un día, Olga le anunció con ligereza, como si se tratara de algo obvio: “Me voy a Canadá”. Andreï no sospechaba nada: “¿Por cuánto tiempo?”. “Para siempre”. Y añadió casi con orgullo: “Voy a casarme.” Andreï no supo contenerse: le dio una bofetada. Aquella noche, con algunos amigos, dio rienda suelta al vodka. Andreï encontró inmediatamente su lugar dentro de las estadísticas, como prototipo del hombre ruso: titulado universitario, en paro, inclinado a la violencia conyugal, exento del servicio militar por razones de salud, dado a la bebida y que vive solo. Olga también se ha convertido en una categoría estadística: rusa discreta y siempre bien vestida, casada con un extranjero a quien conoció a través de una agencia matrimonial.

"Hombres de verdad y al mismo tiempo románticos"

Superados los primeros efectos de la cólera, Andreï ha optado por poner un anuncio en Internet. Ha recibido respuestas del mundo entero. De momento, sus favores son para una búlgara. La historia de Andreï es la de miles de rusos. Si para sus propias mujeres no son más que “unos brutos y unos borrachos derrochadores”, a ojos de las extranjeras aparecen como “hombres de verdad y al mismo tiempo románticos, hombres de corazón y deliciosamente viriles”.

Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

Según los expertos, el mercado de las mujeres rusas casaderas mostraría ya signos de saturación, mientras que la llegada de los hombres rusos al mercado matrimonial es una novedad. Cualquier europea emancipada no puede menos que entusiasmarse ante la idea de llevarse a casa a un ruso de buena planta, que impone respeto y que no pierde el tiempo leyendo tomos y tomos antes de dormir. Las mujeres rusas pueden esforzarse en ponerlas en guardia, de nada sirvirá. Para las occidentales, explica el psicoterapeuta Pavel Ponomariov, “el hombre ruso es una especie exótica”.

Los más atractivos, tras los italianos y los norteamericanos

Un poco como un Tarzán del este. Cuesta encontrar hoy en Europa a mujeres que quieran tener al lado a uno de esos intelectuales miopes como topos, o a uno de esos banqueros pesados, grises y sin el menor músculo. Intelecto y formación son cosas que ellas mismas poseen. Lo que les falta ahora es un hombre, uno de verdad, uno de esos con la piel curtida por los vientos siberianos. Los rusos figuran actualmente en tercer lugar entre los hombres más atractivos del planeta, justo por detrás de los italianos y los norteamericanos. Cuentan pues con la ventaja de poder elegir. Por orden de preferencia, la mayoría de los rusos optan por las inglesas y las alemanas, luego por las luxemburguesas y las italianas, y finalmente por las checas y las polacas.

Pero la efervescencia inicial suscitada por esta “naturaleza salvaje” no siempre dura mucho tiempo: “borrachos, vagos, rudos y sucios, golfos de mal gusto que se visten como mafiosos, alcohólicos, toxicómanos, egocéntricos inveterados...” ¡Son sólo algunos de los rasgos de carácter más amables que les atribuyen las extranjeras! Los hombres del oeste también los merecen, aunque parece que el hombre tacaño, estirado y sin sentido del humor es una calamidad mucho mayor que el ruso alcohólico. La mujer del este, por su parte, será sin duda el ideal de este siglo.

Tags
¿Te ha gustado este artículo? Nos alegra mucho. Se encuentra disponible para todos nuestros lectores, ya que consideramos que el derecho a la información libre e independiente es esencial para la democracia. No obstante, este derecho no está garantizado para siempre, y la independencia tiene su precio. Necesitamos tu apoyo para seguir publicando nuestras noticias independientes y multilingües para todos los europeos. ¡Descubre nuestras ofertas de suscripción y sus ventajas exclusivas y hazte miembro de nuestra comunidad desde ahora!

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya el periodismo europeo independiente

La democracia europea necesita prensa independiente. Voxeurop te necesita a ti. ¡Únete a nosotros!

Sobre el mismo tema