Una arquitectura “messiánica” para el BCE

Todo irá bien, nadie debe preocuparse más por el euro. A partir de ahora, [la estrella argentina del fútbol] Lionel Messi va a resolver todas las crisis, gracias a uno de los gestos técnicos que domina, esa acción sorpresa con la que engaña a sus adversarios.

¿Por qué? Porque el espíritu de Messi es lo que impregnará la nueva sede del Banco Central Europeo. Y porque el edificio lo ha diseñado Wolf Dieter Prix, un austriaco, un vienés, un antiguo camionero, un arquitecto que ha confesado "no haber construido nada durante años", pero que hoy firma el edificio más importante de Europa.

La semana pasada, la sede del BCE todavía no era más que una obra bajo la lluvia en Fráncfort. Las grúas se alzaban por encima de las dos torres que deben elevarse 185 y 165 metros, respectivamente. Queda por colocar el revestimiento exterior y acondicionar el interior. El traslado del Banco Central, que se realizará el año que viene, dará el pistoletazo de salida a la política monetaria "al estilo Messi".

Juego de pasos cortos en la arquitectura

Desprovistas de cualquier lujo o decoración, las oficinas de Coop Himmelb(l)au, la agencia de Wolf Dieter Prix, se encuentran situadas en un antiguo barrio obrero de Viena. El arquitecto lleva una chaqueta acolchada y una bufanda. Antiguamente jugaba al fútbol en la calle, en la posición de defensa y de esta afición conserva esa propensión a entusiasmarse por el deporte. Sigue habitualmente los partidos del Barcelona, le encanta ese juego de pases cortos, Xavi para Iniesta, Iniesta para Xavi, Xavi para Fàbregas, Fàbregas para Iniesta, Iniesta para Messi, que rompe con esa mecánica y prueba con un disparo audaz, que se traducirá en un gol. Tras observar esa velocidad, esa audacia, esa belleza y esa eficacia, Wolf Dieter Prix se preguntó por qué su agencia no podía trasladar ese método a la arquitectura. Se acabaron los procesos de toma de decisiones sin fin, abran paso a un juego dinámico, a pases cortos, a un gesto como el de Messi, para llegar al gol.

Wolf Dieter Prix es hijo de arquitecto. Le influyeron sobre todo los años sesenta, el espíritu de renovación que imperaba entonces, la liberación del individuo. Por entonces, todo era socialmente pertinente, el amor, los viajes, la arquitectura. De esta escuela de pensamiento surge el arquitecto: la sociedad no está compartimentada, sino que una cosa condiciona siempre a otra.

El espíritu de Messi

Al arquitecto le encanta la idea de "hacer su Messi". El proyecto del Banco Central Europeo se creó de este modo: tras una serie de pases cortos, la agencia diseñó la forma general del edificio, es decir, un largo paralelepípedo rectangular retorcido. Tan sólo faltaba una pizca de locura, el instante de libertad total del pensamiento y del juego, el minuto de Messi.

A alguien se le ocurrió biselar el paralelepípedo de arriba a abajo, de elevar una mitad sobre otra, de retorcerla siguiendo su eje longitudinal y volverla a apoyar en el suelo. "Es clavado a Messi", afirma con entusiasmo Wolf Dieter Prix. De este gesto arquitectónico han surgido dos torres, conectas por "jardines suspendidos", como los de Babilonia. La forma general del paralelepípedo sigue siendo reconocible y confiere al edificio una imagen seria, como corresponde a la sede de un Banco Central Europeo. Pero el biselado y el efecto de torsión le aportan también un toque de fantasía y de ligereza.

Por lo tanto, el espíritu de Messi seguirá impregnando el Banco Central Europeo. Sin embargo, el jugador es originario de Argentina, un país acostumbrado a las deudas públicas abismales, a la hiperinflación y a la devaluación, por lo que convendría que su "espíritu" se limitara contagiarnos su inspiración y su destreza.