La particularidad que tiene el horizonte es que se aleja a medida que creemos que nos aproximamos a él. Y el horizonte europeo no es una excepción. Tras los grandes proyectos de los 80 y los 90, algunos creyeron que el horizonte federalista estaba al alcance de la mano. Con el fracaso del proyecto constitucional europeo, los euroescépticos esperaron regresar hacia el horizonte del estado-nación. El resultado es que Europa ya no sabe en qué dirección proseguir.
Este viernes publicamos extractos de una reflexión publicada por el semanario polaco Polityka, en colaboración con el centro de reflexión demosEuropa. "Resulta cien veces más fácil buscar refugio en los debates políticos nacionales y olvidarse del mundo exterior, esperando en silencio que otro nos solucione los problemas", destacan los autores. Actualmente, la Unión Europea debe avanzar y elaborar "un proyecto de integración nuevo y ambicioso".
La alternativa a esta ambición explicada en Varsovia nos llega de Londres. En el Financial Times, Philip Stephens prevé que "la ausencia de ambiciones posiciona a Europa en la vía lenta" del desarrollo del mundo. "En ningún otro momento de la historia reciente ha sido más importante para los europeos demostrar al mundo sus ambiciones. Aunque hoy parezca una posición muy cómoda, Europa descubrirá que un futuro por la vía lenta promete ser cualquier cosa menos un trayecto fácil".
Philip Stephens sustenta su consejo con un ensayo publicado por otro centro de reflexión, el Center for European Reform (Centro para la Reforma Europea): "¿Está Europa condenada a fracasar como potencia?" . La respuesta podría ser negativa si los dirigentes europeos leen el trabajo de todos los que buscan soluciones.
PD: Hace dos semanas, hicimos alusión al posible cierre del Instituto Sueco en París, el único centro cultural de Suecia en el extranjero. Gracias a la movilización producida, el gobierno ha renunciado a este proyecto.