¿Es posible estar a la vez aterrados y aburridos? Es lo que observo en las negociaciones actuales sobre cómo responder a la crisis económica de Europa y sospecho que otros analistas comparten este mismo sentimiento.
Por un lado, la situación de Europa es realmente aterradora: con el ataque especulativo que sufren los países que representan un tercio de la economía de la eurozona, está en peligro la misma existencia de la moneda única y el hundimiento del euro podría ocasionar graves daños en todo el mundo.
Por otro lado, los legisladores europeos parecen estar dispuestos a ofrecer más de lo mismo. Probablemente encontrarán una forma de aportar más crédito a los países con problemas, lo que puede que evite o no un desastre inminente. Pero parece que no están dispuestos a reconocer un hecho crucial: que sin políticas monetarias y fiscales más expansionistas en las economías más fuertes de Europa, fracasarán todos sus intentos de rescate. […]
¿Funcionará la estrategia?
¿Y ahora qué? La respuesta europea [a la crisis económica y fiscal y al desplome de la confianza de los inversores en los bonos de las naciones periféricas] ha sido exigir a los deudores con problemas una severa austeridad fiscal, en especial con fuertes recortes en el gasto público y al mismo tiempo ofrecer financiación provisional hasta que se recupere la confianza de los inversores privados. ¿Podrá funcionar esta estrategia? […] leer el resto del artículo en el New York Times.
Visto desde los Países Bajos
La crisis del euro soluciona la papeleta de los bancos
Ahora que se vuelve a cuestionar seriamente la existencia del euro, hay quienes tienden a sugerirnos “escenarios catastróficos” que, al final, “sólo sirven a los intereses de los bancos”, considera Ewald Engelen, en el NRCHandelsblad. Según este profesor de geografía financiera de la Universidad de Ámsterdam, las “guerras civiles”, los “efectos bola de nieve” y otros dramas mencionados por “los famosos think-tank [laboratorios de ideas], los economistas con renombre, los bancos que se consideran más o menos estables” no son hipótesis “realistas”. Una “salida de Grecia de la zona euro parece tan dolorosa que algunos afirman que es poco probable que otros países sigan su ejemplo”, apunta Engelen. “En efecto, si Grecia quebrase y reintrodujese el dracma, los acreedores poco escrupulosos (BNP Paribas, Dexia, Commerzbank) caerían”. En cualquier caso, esos bancos “ya dependen de sus bancos centrales. En el ambiente bancario, se los conoce como ‘dead men walking’ [apelativo que se emplea con los condenados a muerte camino del cadalso]. No es seguro que una quiebra griega cambiase en algo la situación. Por tanto, ¿por qué se plantean escenarios apocalípticos? Sólo veo que exista una razón verosímil: a través de las amenazas y el chantaje, los bancos intentan, una vez más, que los contribuyentes paguen las consecuencias financieras de su propia incompetencia”.