“Normalmente hay muchas más personas…”
Ha pasado menos de un mes desde que Hungría asumió la Presidencia del Consejo de la Unión Europea y la polémica no ha hecho más que aumentar. A principios de julio, el primer ministro Viktor Orbán (Fidesz, derecha nacionalista) viajó a Moscú para reunirse con Vladimir Putin en el marco de una “misión de paz” destinada a encontrar una solución a la guerra en Ucrania. Es la primera vez que un dirigente europeo se reúne con el jefe del Kremlin desde el inicio del conflicto.
La escapada del líder húngaro, que le llevó también a Ucrania, China y Estados Unidos, causó indignación en la burbuja europea, sobre todo porque Orbán se presentó ante sus interlocutores y la opinión pública húngara como negociador en nombre de Bruselas, sin tener mandato para ello.
Mientras algunos ya se plantean boicotear la presidencia húngara, Josep Borrell, el jefe de la diplomacia de la UE, anunció el traslado de la reunión informal de los ministros de Exteriores prevista para finales de agosto. Dicha reunión tendrá lugar en Bruselas y no en Budapest, como había previsto inicialmente la Presidencia de turno.
En general, la presidencia húngara del Consejo de la UE suscita gran inquietud, puesto que algunos observadores cuestionan la agenda política que defiende un país que suele estar en conflicto con el resto del bloque.
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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