El primer ministro Boiko Borissov dejó su cargo el 20 de febrero. "Cada gota de sangre que cae es una mancha para nosotros", declaró con relación a los heridos en los enfrentamientos que tuvieron lugar la víspera entre los manifestantes y la policía.
Desde hace diez días, el país bulle con las protestas, en ocasiones violentas, en contra del aumento del precio de la electricidad.
Los observadores ven en la dimisión de Borissov una estrategia para salvaguardar sus opciones para ganar las elecciones legislativas. En un principio previstas para julio, se cree que se adelantarán y se convocarán en primavera. Hasta entonces un Gobierno "técnico" deberá ocuparse de gestionar el día a día del país.
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
con
El evento >