20 años tras el Big Bang: convergencia de éxito en una era de división

En la revista de prensa de este mes, analizamos las reflexiones de la prensa europea en el aniversario de la mayor ampliación de la UE hasta la fecha, veinte años después.

Publicado en 6 junio 2024 a las 09:50

El 1 de mayo de 2004 se produjo la mayor expansión de la Unión Europea hasta la fecha. Esta ampliación, apodada como “Big Bang”, supuso la incorporación de diez nuevos miembros al acogedor club de la UE, formado por 15 países de Europa del Sur y del Oeste. Ocho de estos nuevos miembros, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia, habían sufrido anteriormente el yugo soviético. A estos países se unieron Malta y Chipre, que no formaban parte del bloque del este.

Nikolai Thelitz y Nina Belz señalan desde Suiza, en Neue Zürcher Zeitung, que los nuevos miembros de la Unión Europea albergaban esperanzas de prosperidad económica y progreso político y social, mientras que a los antiguos miembros de Europa Occidental les preocupaba la inmigración, la deflación salarial y las exigencias fiscales de una mayor integración. Helga Schmidt, desde la plataforma alemana de noticias Tagesschau en Bruselas, observa que algunos temores occidentales se han materializado: la política de cohesión de la UE, destinada a mejorar sus regiones menos prósperas, ha reorientado los fondos sobre todo hacia el este en las dos últimas décadas, a costa los Estados del sur. A pesar de estos cambios, la ampliación hacia el este se considera en general un triunfo para todos los implicados.

Jenni Rieger escribe en el mismo canal de noticias y expone que Alemania acoge ahora a unos 820,000 trabajadores de los países que se incorporaron a la UE en su expansión hacia el este. Al contrario de lo que preveían los pronósticos sombríos, la afluencia de trabajadores de estos nuevos Estados miembros de la UE no desplazó a los trabajadores alemanes. En lugar de ello, contribuyó a salvar importantes lagunas en el mercado laboral, puesto que los inmigrantes trabajaban principalmente en sectores menos atractivos para los trabajadores locales, debido a los bajos salarios o a unas condiciones laborales poco atractivas.

Para las empresas alemanas, la expansión de la UE no solo ha supuesto una nueva reserva de mano de obra, sino que también ha abierto nuevos mercados, lo que facilita la expansión al reducirse las barreras comerciales. Sin embargo, el aumento del nivel de vida y el importante incremento de los salarios en algunos sectores de los países del este de la UE han hecho que Alemania resulte menos atractiva para la inmigración que antes. En la actualidad, ya no acuden en masa nuevos trabajadores a Alemania, sino que existe la tendencia de que los emigrantes se queden unos años antes de regresar a sus países. Económicamente, es probable que el potencial de crecimiento futuro en esta zona se estanque en los próximos años. 

En un tono también optimista, Gerald Schubert reflexiona sobre el “Big Bang” en su comentario para Der Standard, desde la vecina Austria. En su opinión, la ampliación ha supuesto importantes beneficios económicos, en concreto para Austria, y ha cobrado renovada importancia en la actualidad, entre los enérgicos intentos de Rusia por recuperar su esfera de influencia. Schubert expone que acoger a las democracias de Europa Central y del Este en la UE, una unión fundada no como defensa contra enemigos externos, sino como protección contra los demonios internos que desencadenaron los horrores de la Segunda Guerra Mundial, fue una acción tanto clarividente como esencial. 

Desde España, geográficamente más lejana, Ana Alonso escribe para El Independiente y observa que los países que entraron a formar parte en la UE en 2004 empiezan a eclipsar a muchos miembros más antiguos. Destaca a Polonia, que no solo está alcanzando a España en desarrollo económico, sino que también la supera en influencia política dentro de Europa.


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En dos décadas de pertenencia a la UE, Polonia ha aumentado su PIB en un 40 %, ha superado a Portugal en PIB per cápita y ahora desafía a España, impulsada por un menor desempleo y sólidas tasas de crecimiento. A pesar de las sacudidas económicas provocadas por la invasión rusa a Ucrania y de acoger a casi un millón de refugiados, las perspectivas económicas de Polonia siguen siendo alentadoras. Por otro lado, Polonia se está haciendo un hueco político importante en respuesta a las hostilidades rusas. Alonso sugiere que, para que España mantenga su relevancia en la UE, debe reconocer a Polonia como un agente fundamental. 

En un artículo para la revista Hrot, el economista checo Miroslav Zámečník elogia el notable progreso de Polonia en las dos últimas décadas. Polonia, que partía de una posición de desventaja, ha aprovechado con astucia los fondos de la UE para mejorar sus infraestructuras, construyendo miles de kilómetros de autopistas. En cambio, en República Checa han proliferado más las torres de vigilancia que los avances importantes en infraestructuras.

En Hospodářské noviny, el economista Petr J. Kalaš observa también que, aunque República Checa lidera el grupo de los Cuatro de Visegrado con un nivel de vida equivalente al 90 % de la media de la UE, su crecimiento ha sido modesto, con un aumento de tan solo el 10 % en 20 años. En cambio, en Polonia se ha registrado un espectacular aumento del 40 % en su nivel de vida, lo que pone de manifiesto el uso eficaz que ha hecho de las ventajas de la integración en la UE.

“De un agujero negro a un tigre sin aliento”: así es como Katarína Runnová resume los 20 años de Eslovaquia como miembro de la UE en el portal de noticias Aktuality.sk. Tras la disolución de Checoslovaquia en 1993, Eslovaquia tuvo que hacer frente a graves problemas económicos y políticos. Sin embargo, la década siguiente a su adhesión a la UE supuso una época dorada, en la que las reformas económicas y el auge posterior a la adhesión le valieron el apodo de “el Tigre de Tatra”.

Sin embargo, el impulso de crecimiento generado por la mano de obra barata y las importaciones de tecnología ha decaído desde entonces y no se prevé que surja un nuevo modelo económico. Según Pravda, que cita a la analista de Euractiv Barbara Zmušková, el único camino viable es reforzar el principio básico de que una mayor prosperidad es fruto de un mercado único y unificado. Esto incluye la integración de mercados antes separados, como el financiero, el energético y el de las telecomunicaciones. Para Eslovaquia, donde el sentimiento en contra de Bruselas va en aumento, es fundamental que sus ciudadanos reconozcan que los países de la UE, que han aportado miles de millones de euros en las dos últimas décadas, no albergan malas intenciones.

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Cet article est publié en partenariat avec Internazionale

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