Para Europa, 2021 será el año de los “pos-”: pos-Brexit, pos-Trump, poscovid-19, pero además pos-Merkel. Es un año para moldear el legado de dos anni horribili, 2020 y 2016, para crear una nueva normalidad y para por fin mirar de nuevo hacia adelante.
Pos-Brexit
El 2020 comenzó con el Brexit y terminó con el Brexit, después de haber perdido bastante protagonismo en las noticias durante la mayoría del año debido a la pandemia de covid-19 y a las elecciones estadounidenses. Justo antes de Navidad, la Unión Europea (UE) y el Reino Unido llegaron finalmente a un acuerdo, evitando así, el cada vez más temido y amenazante Brexit sin acuerdo (“No Deal Brexit”). Ahora que ambas partes se declararon ganadoras y la mayoría de los expertos sigue considerando que el Brexit supone una pérdida para todos, los políticos europeos pueden superar finalmente esta historia sin fin. Claro está que, así como varias cuestiones importantes se han resuelto, otras siguen inconclusas, pero el Reino Unido ya no pertenece a la UE.
La mayoría de las personas, de ambos lados, ya se ha hecho a la idea. Incluso antes de 2020, ya habían aceptado el Brexit les gustase o no, y se habían enfocado en cuestiones más concretas, desde la educación hasta la vivienda, y después en la salud pública. En Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson afirmará haber cumplido con su promesa electoral, mientras que el Partido Laborista seguirá teniendo dificultad para encontrar una postura coherente, y menos aún popular, respecto al Brexit. Pero el precio a pagar pronto quedará bastante claro para los británicos, incluso si una parte se puede camuflar por la covid-19, y los asuntos particularmente regionales pasarán a ocupar un lugar central.
En primer lugar, debido a las elecciones escocesas de mayo de 2021, el Brexit se mantendrá a la cabeza de la agenda política, ya que, en la pelea electoral, el Partido Nacional Escocés (SNP), de la primera ministra popular Nicola Sturgeon, defenderá un segundo referéndum de independencia y prometerá una Escocia independiente en la UE. En segundo lugar, las relaciones entre las comunidades católica y protestante en Irlanda del Norte, así como entre Irlanda y el Reino Unido, se pondrán a prueba, ya que nadie sabe realmente lo que el acuerdo de 2020 entre la UE y el Reino Unido significa para el Acuerdo de Viernes Santo de 1998. En tercer lugar, en este año se descubrirá si el nuevo amor por el Partido Conservador que ha surgido en el norte de Inglaterra debido a la promesa del Brexit sobrevivirá precisamente ante la realidad del Brexit.
Además de encargarse de los (numerosos) detalles finales de su acuerdo con el Reino Unido, la UE también deberá comenzar a replantearse su relación con el Estado insular. Debe dejar atrás la visión del miembro renuente y hasta “desagradecido” y desarrollar una nueva relación basada en la dependencia mutua y la soberanía. Si bien ya existen relaciones similares, por ejemplo con Noruega y Suiza, ninguno de estos países posee el poderío y la relevancia del Reino Unido. Asimismo, tanto la UE como el Reino Unido deben poner manos a la obra mientras se enfrentan a una situación nueva, si no parcialmente familiar, al otro lado del Atlántico.
Pos-Trump
El segundo legado del 2016 está relacionado con el presidente Donald Trump. Pese a sus gritos y patadas, por lo menos virtuales, en Twitter, Trump dejará la Casa Blanca el 20 de enero y será reemplazado por el presidente Joe Biden. Bruselas y la mayoría de las capitales europeas darán todas un suspiro de alivio – con ciertas excepciones (sobre todo Budapest, Liubliana y Varsovia) – y en poco tiempo volverá la sensación de un regreso a la normalidad. Pero Biden no será Obama (y Obama no fue el presidente que todos recuerdan ahora).
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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