Pete Keiner Voxeurop coffin at sea

Así amenazan los cables submarinos el frágil ecosistema del fondo marino del Mediterráneo

Los cables submarinos que se entrecruzan sobre el lecho del mediterráneo transportan energía y datos entre sus costas, facilitando así el comercio y las comunicaciones. Pero también son factores de riesgo para el medioambiente, las pesquerías y la ciberseguridad, tal como revela la investigación de Michele Calamaio.

Publicado en 12 diciembre 2023
Este artículo es solo para suscriptores/as

El "Mare Nostrum" ha sido un refugio de una gran variedad de especies marinas y un centro para la perfecta conservación de la biodiversidad. Sin embargo, a lo largo de los años, ha surgido como uno de los principales espacios comerciales del mundo en esta economía global en rápida evolución, un ecosistema único y delicado que ha tenido que afrontar varios riesgos ambientales provocados por la actividad humana. Entre estos, los cables submarinos.

Aunque son reciclables y necesarias para el suministro mundial de energía, la instalación y explotación de estas infraestructuras de comunicación globales ha provocado muchas preocupaciones sobre el posible impacto ambiental, los problemas económicos que surgen de la compleja gestión pesquera y la necesidad de políticas sostenibles y cambios reglamentarios para evitar una ciberguerra en el fondo del mar.

El sector del cable vs. la ciencia: ¡empieza el juego!

La red de cables submarinos parece ser una enorme infraestructura que facilita el flujo de datos y energía entre continentes desde las estaciones de energía marinas hasta tierra firme. Para los profanos en la materia, entre 2016 y 2020 se instalaron en todo el mundo unos 67 000 kilómetros de cables nuevos, y una estimación actual indica que se instalarán 113 000 kilómetros anualmente hasta finales de 2023. Un enorme ecosistema antropológico a través del cual se realizan cada día transacciones financieras por valor de 10 billones de dólares en cadenas de suministro cada vez más complicadas, que representan alrededor del 95% del tráfico total de Internet en todo el mundo. Una industria considerable que se prevé que crezca un 12,9% entre 2022 y 2030, alcanzando un valor de 48 000 millones de dólares, según MarketResearch.com.

En el sector de los cables submarinos, el coste de un solo cable puede alcanzar varios cientos de millones de dólares dependiendo de la complejidad y longitud de la ruta. El modelo de “propiedad privada” según el cual una sola compañía de TI posee y explota el cable para sus propios fines, se ha hecho más prevalente en estos últimos tiempos, a pesar de que siempre se ha contemplado más favorablemente el modelo de “consorcios” entre operadores de telecomunicaciones, grandes empresas tecnológicas y empresas especializadas en infraestructuras. Estas empresas "Over the Top", que en conjunto poseen más del 66% de la capacidad de la red de cables submarinos, están rediseñando las de estos cables para conectarlos con sus centros de datos para aumentar la producción y el almacenamiento digitales, según predice un reciente informe del sector.

Los cables para transporte de energía de alta tensión son más gruesos y pesados: compuestos por conductores de cobre o aluminio recubiertos por una funda aislante, habitualmente se entierran bajo el lecho marino a efectos de protección ya que transportan fuertes corrientes de electricidad concentrada. Una reciente construcción que afecta al Mediterráneo es la nueva línea eléctrica construida por la italiana Terna para conectar la isla de Elba y la ciudad de Piombino: el cable de 37 kilómetros de longitud, según el comunicado de prensa de la empresa, "afectará a su salida de la instalación en tierra de Piombino a una pradera oceánica de posidonia en un tramo de unos 3 km de longitud".

A pesar de los potenciales efectos sobre la biodiversidad, Terna asegura que se presta una “atención máxima al impacto medioambiental mediante el trasplante de Posidonia oceánica desde la zona afectada hasta un emplazamiento de 1650 m2 en el Golfo de Follonica”. En sus declaraciones oficiales, la compañía habla de “mejora de la calidad de la infraestructura local, con el logro de ventajas significativas en términos de seguridad, fiabilidad y sostenibilidad”. Aun así es importante reconocer que una buena cantidad de Posidonia –la más representativa de las plantas de la zona infralitoral del Mediterráneo– fue retirada y trasplantada durante el proyecto, algo que perturbó en cierta medida al ecosistema marino de la zona.

"Si bien enterrar los cables eléctricos es algo que reduce la intensidad del campo electromagnético en la superficie del fondo marino, no lo elimina por completo", afirma Bastien Taormina, investigador de ecología marina en el Instituto de Investigación Marina. Según uno de sus artículos, su colocación puede perturbar el ecosistema marino generando campos electromagnéticos: "cuanto mayores son el voltaje y la corriente, más fuerte es el campo electromagnético y peor es el impacto ambiental".

Taormina cree en el potencial de la energía renovable, "pero sus ventajas" -afirma- "deben sopesarse en comparación con el impacto ambiental que supone la instalación de infraestructuras vulnerables para soportarla", sobre todo si afecta a la navegación de especies marinas electrosensibles, como los tiburones e incluso las anguilas, que utilizan su sentido interno del norte magnético para cazar y orientarse.

Los cables de alta tensión también se pueden conectar a parques eólicos marinos que flotan en mar abierto. "Si también se colocan en la superficie del agua, los riesgos ambientales no solo afectarán al medio bentónico sino también al pelágico", afirma Alessandro Crescie, investigador postdoctoral en el mismo instituto que Taormina, tras la expansión de los parques eólicos marinos flotantes en el Mediterráneo. Según una investigación, el comportamiento, la ecología y la supervivencia de las especies se encuentran entre los aspectos de los procesos vitales que más se ven afectados por los campos electromagnéticos asociados con la producción de electricidad mediante turbinas eólicas marinas que tienen ambos tipos de cables instalados en hábitats marinos.

Los cables de telecomunicaciones, en cambio, una vez en tierra, terminan en una estructura de hormigón incrustada en la playa, para luego conectarse a su correspondiente par que llega hasta una estación en tierra firme. Hechos de fibra óptica, se suelen depositar más bien en la superficie del lecho marino porque las corrientes que transportan son más suaves y solo transmiten datos simples a bajo voltaje. ¿Mucho más seguros entonces? Según Michael Clare, líder del departamento de Geosistemas Marinos del Centro Nacional de Oceanografía, así es. Para proteger los cables de la actividad humana en aguas poco profundas, puede ser necesario enterrarlos. En este escenario, "el lecho marino se alterará, pero los estudios han demostrado que el bentos se recoloniza rápidamente", afirma.


Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

La mayor diferenciación entre el punto de vista de Clare sobre el impacto de los cables submarinos en el medio marino y el de Taormina reside en su grado de influencia en el fondo marino, así como en las posibles repercusiones ecológicas: en su reciente artículo, de hecho, Clare presenta una visión más "indefinida" sobre la tenue relación entre las influencias ambientales y el comportamiento de los organismos marinos. "Los cables de telecomunicaciones tienen un impacto en términos de perturbación por campo electromagnético para las criaturas marinas", afirma, "pero se trata de una huella mínima o incluso benéfica en el medio marino". Y esto también se aplica a los equipos de alta tensión: "La medida en que se ven afectados por las intensidades de los campos electromagnéticos generados por los cables eléctricos", dice, "aún no está clara y es objeto de las investigaciones en curso".

Eso dice también Giuseppe Valentino. El Director de Productos de Datos de Telecom Italia Sparkle defiende la estrategia de su empresa para llevar a efecto la instalación del cable submarino BlueMed reiterando un mensaje: "Queremos consolidar el liderazgo de Sparkle en la cuenca mediterránea mediante la ampliación y mejora de nuestra red troncal regional".

Copyright © 2023 TeleGeography – In figure, Google's Blue & Raman Submarine Cable System, that includes the recently-constructed TIM Sparkle’s Bl
El tendido del cable submarino Blue & Raman según el consorcio de Google, Sparkle y otros operadores, que incluye el cable BlueMed, propiedad exclusiva de Sparkle (Telecom Italia Group) | ©TeleGeography 2023 

Con una capacidad total del sistema de hasta 400 terabits por segundo y una longitud total de aproximadamente 1000 kilómetros, BlueMed, propiedad exclusiva de Sparkle, es una parte integral del proyecto de sistema de cable submarino Blue & Raman, junto con Google y otros operadores. Esto significa que todo el proyecto se basa en un modelo de consorcio en el que parte de las acciones pertenecen a Google y un tercer socio. Además, el propio cable comparte pares de fibra con Blue.

De acuerdo con Valentino, “BlueMed tiene muy poco impacto, si es que llega a tener alguno, sobre el medioambiente”, gracias sobre todo a su estructura mecánica: “tiene un diámetro de un centímetro y” –a pesar de la muy alta tensión, que puede alcanzar los 11 000 voltios– “el amperaje es muy bajo, lo que lo hace respetuoso con el medioambiente, tanto durante su tendido como a lo largo de su mantenimiento”. Valentino también señala que “Sparkle consiguió todas las autorizaciones del Ministerio de Medioambiente y de la Marina de Italia para su tendido en el fondo marino en aguas italianas”. Aunque las normativas son bastante estrictas, “se ha puesto un gran énfasis en mantener la integridad medioambiental durante la instalación del cable y su proceso de mantenimiento en Europa”, afirma.

A screenshot of a computer

Description automatically generated
Clasificación de los fallos de los cables. | Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA) 

Cresci, sin embargo, habla también de los efectos potenciales de los cables de comunicación submarinos en el ecosistema: aunque los campos electromagnéticos son una emisión poco conocida pero potencialmente importante y creciente en el medio marino, afirma que las especies sensibles podrían no recibir señales ambientales críticas debido a los campos electromagnéticos producidos por los cables eléctricos de telecomunicaciones a altas frecuencias, que pueden tener efectos negativos en la ecología local.

Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.

El evento >

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya un periodismo que no conoce fronteras

Aprovecha nuestras ofertas de suscripción o haz una donación para fortalecer nuestra independencia

Sobre el mismo tema