Al cumplirse dos años de invasión a plena escala, el optimismo ucraniano está cambiando

Después de dos años de lucha contra Rusia y a pesar de los esfuerzos en pos de llevar una vida normal entre las alarmas antiaéreas, los ucranianos se enfrentan a la necesidad de adaptarse a la siguiente etapa de la guerra, mucho más larga y penosa. Aunque su determinación se mantiene intacta, la incertidumbre acerca del futuro está empezando a agotar sus recursos emocionales, advierte Oksana Forostyna en Kiev.

Publicado en 22 febrero 2024 a las 09:00
Este artículo es solo para suscriptores/as

Kiev, Ucrania – La mayoría de las personas que han venido a la capital ucraniana durante el pasado año han quedado sorprendidas por lo normal que parece la vida en Kiev. Los restaurantes y cafés están llenos, se dispone de toda clase de servicios, incluso los de entretenimiento; la ciudad está reluciente y el tráfico es tan caótico como antes solía serlo. La mayoría de la gente admira esto, elogiando la capacidad de resistencia de los ucranianos. Otras personas lo interpretan como señal de una actitud despreocupada. 

Lo que uno puede dar por seguro es que las grandes ciudades ucranianas en modo alguno han vuelto a la normalidad y que no lo harán en el más próximo futuro. Lo que un observador forastero puede ver es una nueva norma.

Mirando por encima del hombro de un joven hípster en un café popular uno puede ver un simulador de vuelo de un dron en la pantalla de su ordenador portátil: acaba de pasar unas pocas horas practicando. Si se presta atención a las conversaciones en la mesa de al lado o por la calle, hay muchas probabilidades de que gente esté hablando de los acontecimientos en el frente o, una vez más, de drones u otras necesidades militares. 

No todas las personas que prestan servicios militares visten de uniforme, muy en especial y como es lógico aquellas que prestan servicios de inteligencia, tecnología militar, intendencia u otras ramas de la defensa. El tipo de la mesa de al lado puede parecer un DJ, pero uno no necesita saber lo que él sabe. 

Otro aspecto de la nueva norma es que la vida cotidiana se ha adaptado a los permanentes riesgos. El 7 de febrero a primeras horas de la mañana, Kiev fue atacada y las defensas aéreas derribaron veinte misiles que tenían como blanco la ciudad. Cinco personas murieron y cuarenta resultaron heridas. Después de la señal de “fin de alarma” los bomberos y los paramédicos estaban en un barrio ayudando a los residentes de un edificio heridos por los cascotes producidos por la explosión de un misil, mientras que el resto de la ciudad estaba funcionando como cualquier otro día: personas camino de sus oficinas, niños yendo a la escuela y conferencias reanudadas. Y aquí no ha pasado nada, salvo que hemos dormido menos y tomado más cafeína. 


Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

En contra de la impresión que se puede extraer observando la cobertura de las noticias internacionales, los últimos ataques sobre Kiev fueron mucho más graves que el pasado año. El ataque con misiles sufrido por Ucrania el 28 de diciembre de 2023 fue de lo más mortífero en Kiev desde el inicio de la invasión a plena escala.

Otras ciudades, tales como Kharkiv y Krivvj Rih, sufren constantemente. Durante el ataque masivo del 2 de enero, sin parangón alguno en cuanto a su intensidad, la Defensa Aérea Ucraniana abatió 72 misiles, incluyendo diez del tipo hipersónico; algunas personas fueron a refugiarse a las estaciones del metro (práctica habitual y muy recomendable), mientras que otras estaban usando el mismo metro para ir al trabajo. Así es como van las cosas: incluso en sus horas más mortales la ciudad no se paraliza por completo. Quienes han de cubrir los turnos matutinos en apoyo de las infraestructuras más importantes no dejan de acudir a su puesto. En Kharkiv, una empresa envía a sus clientes una disculpa por el retraso de varias horas que se producirá en las entregas, ya que su edificio fue alcanzado esa misma mañana.

Sería excesivamente optimista proyectar acríticamente esta actitud a todo el país. Se puede tropezar fácilmente con la publicidad de "servicios legales" para quienes desean evitar la movilización y prestación de algunos servicios, así como con las voces que los tachan de "inconstitucionales". La movilización es un tema doloroso e inoportuno: definitivamente no es una buena opción para una pequeña charla; una patata caliente para los políticos y una línea conflictiva en la sociedad en general.

Ha puesto de relieve una serie de cuestiones antiguas, como la desigualdad, los problemas de las ciudades y pueblos pequeños, los estereotipos mutuos de las diferentes regiones del país y muchos más. El ejército ucraniano goza de una enorme confianza en la sociedad ucraniana y ese hecho ayuda a resistir los intentos obvios de Rusia de utilizar la movilización para perturbar la situación.

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya un periodismo que no conoce fronteras

Aprovecha nuestras ofertas de suscripción o haz una donación para fortalecer nuestra independencia

Sobre el mismo tema