Bielorrusia: ¿Pasaporte nuevo? Vale, pero primero un interrogatorio y la cárcel

Cada mes, en colaboración con Display Europe y Krytyka Polityczna, publicaremos la reseña de prensa de Paulina Siegiens sobre las noticias del este de Europa y los países bálticos. Una selección de temas y artículos escogidos cuidadosamente en la prensa local independiente para dar una idea de lo que está pasando en la “Nueva Europa”.

Publicado en 29 septiembre 2023 a las 12:57

A principios de agosto, el Gabinete de Transición de la oposición bielorrusa, encabezado por Svetlana Tijanovskaya, dio a conocer un proyecto de nuevo pasaporte bielorruso. Es un documento pensado para beneficiar a los ciudadanos bielorrusos en el exilio.

La presentación desató una avalancha de memes y una acalorada discusión acerca del diseño gráfico del documento. Un asunto controvertido fue el uso del esbozo de una pintura de Marc Chagall, pero con una omisión obvia. En la famosa pintura del artista Sobrevolando la ciudad se ve a dos amantes pero, además, en el ángulo inferior izquierdo aparece una figura sentada con las nalgas desnudas. En las páginas del nuevo pasaporte, donde el motivo se revela mediante luz ultravioleta, este detalle no aparece.

Pero hoy nadie se ríe. El régimen bielorruso acaba de promulgar una ley que priva a sus ciudadanos en el exilio de la posibilidad de renovar su pasaporte en los consulados bielorrusos. Si la fecha de caducidad del antiguo documento ha vencido, su titular tendrá que ir a Bielorrusia a renovarlo.

Y la policía lo está esperando en la frontera para interrogarlo, revisar escrupulosamente su móvil y, probablemente, detenerlo. Cualquier clase de actividad cívica, incluso un like en una publicación con connotaciones contrarias al régimen en cualquier red social puede ser considerado extremismo.

Los emigrados políticos bielorrusos no tienen duda de que esto es una venganza de Alexandr Lukashenko, que no deja de amenazar con privar de su ciudadanía bielorrusa a los “traidores”. Un castigo que no se puede descartar.

Hoy por hoy, además de la imposibilidad de obtener un pasaporte en el extranjero, el régimen ha añadido varias nuevas disposiciones draconianas. Por ejemplo, los poderes notariales otorgados fuera de Bielorrusia ya no serán aceptados. Esto significa que los expatriados temerosos de ser encarcelados si regresan a su país serán virtualmente incapaces de gestionar sus asuntos bielorrusos. Si tienen cualquier propiedad o un coche allí, por ejemplo, no podrán venderlo con ayuda de amigos y familiares.

La norma sobre pasaportes es, sin embargo, el mayor de los retos. Esto puede dejar a cientos de miles de personas sin un documento de identidad: se calcula que hay hasta medio millón de bielorrusos en el exilio. Sin un pasaporte no podrán permanecer y trabajar en sus países de acogida, y tampoco podrán viajar.

Además, los niños bielorrusos nacidos en el extranjero tendrán problemas para conseguir la ciudadanía. Esta es una razón por la que Svetlana Tijanovskaya (líder del gobierno provisional en el exilio) ha anunciado que acelerará las negociaciones con la Comisión Europea y los gobiernos de los países de acogida de las mayores diásporas bielorrusas para que reconozcan el nuevo pasaporte bielorruso como documento plenamente vigente.

Rusia: El señor Wagner enseñará lo que es el fascismo a los niños

Un reto para cualquier país en guerra es qué hacer con los veteranos. A Rusia se le ha ocurrido una idea para tratar con aquellos que lucharon en la “operación especial” en Ucrania. A su regreso del frente, se les invitará a seguir un curso especial y reciclarse como educadores.

Después de recibir la formación necesaria para su nueva profesión en una de las universidades de los suburbios de Moscú, se les enviará a escuelas donde impartirán una nueva asignatura –seguridad y defensa de la patria– e impartirán clases prácticas de materias militares. Los niños recibirán instrucción sobre medicina táctica, manejo de armas y sistemas de comunicación. Para los más mayores, el curso incluirá disparar con munición real, excavar trincheras, lanzar granadas y manejar drones. 


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Las escuelas rusas nunca fueron un semillero de pensamiento democrático y liberal, pero con la guerra en Ucrania han empezado a ser fascistas a paso ligero. Hace un año se incluyeron en los planes de estudios las llamadas “Discusiones acerca de asuntos importantes”, esto es, conversaciones para instilar patriotismo y valores tradicionales rusos en los alumnos.

Los nuevos materiales destinados a profesores de todos los niveles explican por qué Rusia está en guerra con Ucrania. En este curso escolar se han presentado nuevos libros de texto de historia, que han cambiado radicalmente la enseñanza de la historia reciente, es decir, el período de la decadencia de la URSS y la Rusia postsoviética. 

El sistema escolar, que no es más que una rama de la burocracia estatal, está siguiendo sus órdenes obedientemente. Las escuelas están pasando lentamente a ser barracones cuarteleros donde preparar a los jóvenes rusos para una guerra perpetua. Puede ser que dentro de unos años derrotar al ejército ruso en el campo de batalla sea fácil, pero recuperar a la sociedad de la Rusia de Putin, emponzoñada por la agresión, el militarismo y el resentimiento, sea virtualmente imposible.

Ucrania y Polonia: una guerra donde los cereales importan mucho

El bromance entre el presidente polaco Andrzej Duda y Volodímir Zelenski está llegando, aparentemente, a su fin, junto con la romántica visión de una gran alianza polaco-ucraniana para poner de rodillas a Rusia. El asunto de la exportación de cereales y otros productos agrícolas ucranianos –de gran importancia para la economía de este país devastado por la guerra– ha pasado a ser la manzana de la discordia en las relaciones bilaterales. 

Después de un intercambio de unas desagradables observaciones sobre gratitud, y unos mutuos rapapolvos a los embajadores, Varsovia y Kiev no han sabido encontrar un camino adelante. Ninguna delegación oficial ucraniana asistió al Foro Económico en Karpacz, donde el gobierno polaco estaba pregonando sus logros.

Y no solo eso, tal como descubrió Piotr Andrusieczko, corresponsal en Kiev de Gazeta Wyborcza, sino que los parlamentarios ucranianos no tenían permitido viajar a Polonia. Los diputados del partido presidencial Sirvientes de la Nación prefirieron llamarlo una recomendación, pero esto no cambia la esencia del asunto, dado que tales viajes son evidentemente imposibles sin la validación de una delegación oficial.

Rusia no solo está bloqueando las exportaciones agrícolas desde los puertos ucranianos sino que los está bombardeando y destruyendo silos y almacenes repletos de cereales. La crisis en torno a las exportaciones ucranianas en tiempos de guerra se ha convertido así en una prueba importante para los principios de la UE sobre el mercado común y la solidaridad europea.

Polonia: El partido político Ley y Justicia ha encontrado una forma de odiar a los refugiados y de ganar dinero a costa de ellos al mismo tiempo.

La Oficina Central Anticorrupción de Polonia irrumpió recientemente en el Ministerio de asuntos exteriores polaco y como consecuencia de ello se produjo la destitución del viceministro Piotr Wawrzyk. Aunque el gobierno se muestra renuente a comentar en los medios de comunicación cualquier información sobre este asunto, los periodistas han afirmado que bajo los auspicios del viceministro se creó un sistema corrupto para comerciar con visados polacos para los trabajadores temporeros del sudeste asiático y de otras procedencias. 

Los 350 000 visados emitidos durante los tres últimos años por las autoridades polacas pueden verse cuestionados ahora. El asunto también está siendo investigado por otros países europeos, donde miles de migrantes han ido a parar después de viajar a través de Polonia.

Precisamente son los políticos de Ley y Justicia quienes se presentan como los mayores oponentes a la migración desde países de culturas diferentes: léase, países donde las personas tienen la piel de un color más oscuro o profesan una religión diferente.

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