Obreros chinos trabajan en la autopista Varsovia-Berlín (A-2), cerca de Zyrardow, en mayo de 2011.

Choque de civilizaciones en la autovía

El levantamiento de la autovía A2 por el grupo Covec se suponía que sería la introducción en Europa del gigante chino de la construcción y las obras públicas. Pero éste no ha sabido descifrar los secretos de los mercados públicos polacos y ha tenido que suspender las obras.

Publicado en 16 junio 2011 a las 14:19
Obreros chinos trabajan en la autopista Varsovia-Berlín (A-2), cerca de Zyrardow, en mayo de 2011.

¡Con esta autovía no hay suerte! Primero, se aplazó la fecha de su construcción, hasta que el Gobierno de Jaroslaw Kaczynski [2006-2007] decidió encomendar la tarea a un inversor privado, con una concesión de servicio público. El proceso de licitación se prorrogó varias veces por falta de inversión y los bancos susceptibles de financiar la obra rechazaron la oferta.

Cuando por fin se aclaró la situación jurídica, con el nuevo Gobierno [de Donald Tusk], se dieron cuenta de que los plazos eran muy cortos para acabar la construcción antes de la Eurocopa 2012. Por eso se decidió realizar la obra por fases y repartirlas entre varias empresas.

Entonces fue cuando aparecieron los chinos. Covec [China Overseas Engineering Group] es un gran conglomerado estatal de China. Con un volumen de negocio anual de 25.000 millones de dólares, es la tercera empresa de construcción y obras públicas del mundo. Presente en Asia y en África, no oculta su interés por Europa. Por ello, tras una serie de encuentros intergubernamentales en los que los polacos hicieron lo posible por convencerles, Covec finalmente dijo que sí.

Alegría e indignación

Para empezar, presentó una oferta para dos tramos de la A2. Todos se quedaron petrificados: la Dirección General de Carreteras y Autovías Nacionales (GDDKiK), de alegría; y los competidores polacos, de indignación. Los chinos proponían un precio dos veces inferior al presupuesto previsto. “Con estos precios, no se pueden construir autovías.Es una estrategia de "dumping".Por ello hemos recurrido a la Oficina de Protección de la Competencia y de los Consumidores y a la Comisión Europea”, comenta indignado Wojciech Malusi, presidente de la Cámara del transporte por carretera.

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Covec dio una respuesta detallada, en la que explicaba que su posición económica le permitía realizar la inversión con sus propios fondos y que podía lograr grandes ahorros en equipos y materias primas. Sin contar con los sueldos de los obreros chinos, mucho más bajos que los de los polacos.

El mercado de la construcción de carreteras en Polonia se encuentra dominado por grandes empresas de obras públicas. La mayoría han aterrizado mediante la adquisición de empresas polacas o participando en su privatización. Disponen de una base logística, de personal y de medios de producción. Si es necesario, ceden parte de los trabajos a los subcontratistas polacos. Por eso les sorprendió ver cómo los chinos se embarcaban en el proyecto sin nada de esto.

"¿Ayudarles? ¡Ni hablar!"

Al principio, la estrategia de Covec era sencilla: recurrir a los subcontratistas locales para hacerlo todo. Pero para cumplir el contrato y al mismo tiempo obtener márgenes de beneficios, era necesario ahorrar en los subcontratistas. El resultado es que nadie se presentó. Los chinos comprendieron que todo el sector de las obras públicas se había aliado contra ellos.

Les costó mucho encontrar proveedores, tanto para alquilar el material como para adquirir los materiales de construcción. “Bajan los precios, se quedan con el trabajo, arruinan el mercado ¿y encima tenemos que ayudarles?¡Ni hablar!”, declara el director de una empresa polaca que prefiere mantener el anonimato. Al igual que él, todos los constructores de carreteras de Polonia están convencidos de que la A2 será una chapuza china de primer orden.

En la dirección de las carreteras y en el ministerio se respira tensión: piensan que los chinos deben espabilar, porque para ellos es una cuestión de prestigio. O logran realizar el proyecto de la A2, o abandonan y en este caso, ya no podrán participar en ninguna otra convocatoria pública. Se les cerrará el mercado de la UE que tanto ansían.

Al mal tiempo, buena cara

Covec se ha dado cuenta desde hace tiempo que ha caído en la trampa por no haber tenido en cuenta numerosos riesgos. La idea de importar los equipos y los materiales de construcción no era buena: China está demasiado lejos y las máquinas no disponen del certificado comunitario. La central china no adelantó las sumas previstas y Covec se vio obligado a esperar el pago de GDDKiK [la Dirección de carreteras y autovías] para poder avanzar. Además, los chinos no previeron el aumento de los precios del carburante. El año pasado, el precio del asfalto aumentó un 100 %. Por no hablar de la subida del IVA, los impuestos, las tasas, el cemento, el acero…

De momento, los chinos ponen al mal tiempo buena cara. Sonríen y explican que están iniciando su actividad en el mercado europeo y que tienen que aprender. No pretenden adoptar estrategias de "dumping" y la prueba está en que no han logrado la segunda línea de metro de Varsovia, porque había ofertas más económicas. Aseguran que van a construir la autovía a tiempo y que será de buena calidad.

Sus competidores no se creen ni una palabra. Según ellos, las pérdidas serán enormes y la calidad dudosa. En una palabra, en lugar de constituir el camino de la amistad chino-polaca, será una catástrofe. Además, en el fondo es lo que desean.

Carreteras

Tras la debacle china, la desbandada irlandesa

Otro tramo de la autopista A1,que debe estar lista para la Eurocopa de Fútbol de 2012, corre el riesgo de no terminarse a tiempo, lamenta Rzeczpospolita, informando de más de tres meses de conflictos entre el consorcio polaco-irlandés SRB Civil Engineering (obras de ingeniería civil) y la Dirección General de Carreteras y Autopistas (GDDKiA) respecto a la construcción de los 94 kilómetros de la A1 que separan las ciudades de Toruń y Kutno. La GDDKiA desaprueba la tecnología de SRB para reforzar los terraplenes. El diario de Varsovia advierte que una eventual anulación del contrato y el consiguiente pleito podrían conllevar no únicamente retrasos en la ejecución, sino también la retirada de la subvención europea. El 13 de junio, la GDDKiA canceló el contrato con el consorcio chino Covec en relación a la construcción de tramos de la autopista A2, otra de las carretera construidas de cara a la Eurocopa de 2012.

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