Arquitectura moderna en Rheinauhafen, zona portuaria de Colonia (Robert Brands)

Colonia se siente segura de su futuro

No hay milagros: el Agua de Colonia, célebre en el mundo entero desde hace siglos, ha sacado provecho de la estupenda situación geográfica de la ciudad que le ha dado nombre. En el corazón de Europa, ultima su estrategia para establecer vínculos a nivel internacional.

Publicado en 23 octubre 2009 a las 16:37
Arquitectura moderna en Rheinauhafen, zona portuaria de Colonia (Robert Brands)

El italiano Giovanni Maria Farina, creador de la primera agua de Colonia, se habría levantado más de una vez de su tumba. En 1703 imaginó un perfume con el nombre de la ciudad que había elegido para hacer fortuna y desde entonces su creación le ha sobrepasado. Mil veces plagiada y devaluada por la imitación, la famosa agua ‘de Colonia’ se ha convertido en genérica y ya no designa más que un perfume ligero (que contiene pocas esencias) que, como decimos comúnmente, ya sólo a nuestras abuelas les gusta usarla.

“Ya la gente no relaciona el agua con la ciudad”, estima el presidente director general de la Casa Farina, Johan Maria Farina. La confusión causada por decenas de plagios ha acabado con el original a pesar de décadas de pleitos. Colonia se ha ahogado en sus frascos. Hoy día, la Catedral, situada a dos pasos de la casa del perfumista es el centro de atención de la ciudad alemana, y los responsables de turismo la promocionan dentro y fuera de sus fronteras.

Un lugar agradable

El lugar histórico más frecuentado de Alemania atrae seis millones de visitantes cada año (de los cuales casi el 65% son alemanes). Imbatible. Para mejorar su oferta turística, Colonia ha optado por una estrategia transfronteriza (fortaleciendo su colaboración con ciudades Ámsterdam y Bruselas, muy bien conectadas por tren) aunando fuerzas con otras grandes ciudades del país, especialmente Hamburgo y Fráncfort, con la que Colonia se disputa tradicionalmente su lugar como tercera ciudad más importante del país. “Aparte de la Catedral, Colonia tiene otros dos puntos fuertes: los negocios, que atraen al 70% de las personas que pernoctan en hoteles de la ciudad, debido, entre otras cosas, a las 40 ferias organizadas cada año, y su imagen de ser una ciudad de espíritu abierto, multicultural y tranquila.”

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Este ‘carácter’ se ha forjado desde la Edad Media, cuando la ciudad era ya una encrucijada comercial en Europa, idílicamente situada junto al Rin: “En el siglo XVIII Colonia era un estado libre del Imperio, no subordinado a ningún Estado y muy atractivo como plataforma comercial abierta a todos los emprendedores”, estima el heredero de Farina. “Es también por ello que Colonia no es una ciudad alemana clásica. Siempre se ha orientado al mercado internacional”.

Seduciendo a las multinacionales

El resultado: 184 nacionalidades cohabitan en una ciudad joven (sede de la décima universidad de Alemania, con alrededor de 60.000 estudiantes) en la que el 20% de la población es de origen foráneo. Victor Vogt, responsable de la línea internacional de la Cámara de comercio e industria de Colonia, explica que Colonia “se aleja un poco del cliché según el cual los alemanes son directos y eficaces. La gente no es así aquí. Quizás eso no transmita la mejor imagen”.

“Colonia siente la recesión mundial porque más del 50% de su PIB se basa en las exportaciones. Pero las empresas del sector servicios (seguros, medios, nuevas tecnologías…) permiten mantener un equilibrio”. Tras haber creado un vínculo con ciudades hermanadas en China e India, ponen la mirada en Estados Unidos. “Estamos desarrollando una nueva estrategia para presentar la ciudad como un núcleo comercial, esencialmente en Europa y para las relaciones transatlánticas”, continúa Victor Vogt. “Con toda seguridad, Colonia sola no hace peso frente a Londres o París. Para ser competitiva, debemos unir nuestras fuerzas con las ciudades vecinas de Düsseldorf y Bonn. En nuestra región, ya están instalados numerosos actores mundiales”. Multinacionales como Sony, Toys ‘r’ Us, Barilla o Microsoft.

Oficinas con vistas al Rin

La economía de Colonia tiene varios sectores fundamentales, la industria química es el mayor empleador, la construcción automovilística, que pasa por graves dificultades, la ingeniería mecánica y electrónica, las radios y televisiones que hacen de Colonia la capital alemana de los medios… La estrategia de Colonia no es venderse “como un buen destino comercial”: “Buscamos atraer sedes sociales. Y esto pasa por la arquitectura principalmente”. Actualmente, en las orillas del Rin, las grúas se alzan junto a monstruos de acero y hormigón por terminar. Pronto estarán listas unas bonitas oficinas con vistas al río.

La primera elección es también la estrategia que eligió Casa Farina para sobrevivir: “El lujo, es nuestra prioridad. Esto es cierto, nuestro perfume no es asequible para todo el mundo…”, prosigue Johan Maria Farina.

Jane Mery, traducción de Irene Martínez

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