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Moscú obstaculiza el camino de la UE

Rusia trata cada vez con más insistencia de que sus antiguos satélites se adhieran a su proyecto de unión euroasiática. Lituania, que apoya activamente un acercamiento hacia la UE, también se ve sometida a presiones cada vez más fuertes.

Publicado en 25 septiembre 2013 a las 11:43

La presión que ejerce Rusia sobre Lituania con respecto a la política aduanera es parte de una gran lucha de poder. El Kremlin se ha propuesto obstruir la política de Asociación Oriental de la Unión Europea, con lo que está forzando a Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Azerbaiyán, Georgia y Armenia a renunciar a cualquier intento de acercamiento hacia Europa, y obliga a estos países a volverse a situar bajo la influencia de Moscú a través de la denominada Unión Aduanera Euroasiática.
Sin embargo, Lituania, que ocupa la presidencia de turno de la UE, se ha estado preparando para ser el país anfitrión [en noviembre] de la cumbre de Vilna para la firma de unos acuerdos de libre comercio con los Estados de la Asociación Oriental (excepto Bielorrusia, que ya es parte de la Unión Aduanera Euroasiática). Lituania, muy activa, ha estado defendiendo a los Estados de la Asociación Oriental y ha advertido a la UE de las presiones del Kremlin a estos países mediante guerras aduaneras y chantajes similares.
Durante todo el mes de septiembre, en la frontera ruso-lituana los vehículos con matrícula lituana han sido objeto de procedimientos aduaneros de lo más rigurosos; desde el 11 de septiembre es el tratamiento que ha recibido cualquier persona que intentara transportar mercancías lituanas hacia Rusia. Esta semana, Rusia anunció unos requisitos de calidad aún más estrictos sobre los productos lácteos de origen lituano. Como es evidente, esto se traduce en pérdidas económicas para las empresas de transporte lituanas y para los exportadores. Si esto no es una acción punitiva del Kremlin por proteger a los Estados de la Asociación Oriental, ¿entonces qué es?

La batalla del Cáucaso

Así pues, ¿cuál es la situación actual en este tira y afloja geopolítico? Rápidamente, el presidente Putin logró que Armenia formara parte de la unión aduanera controlada por el Kremlin. El resultado es que Armenia no firmará ningún contrato con la UE en Vilna.
Con la retirada de Armenia, Azerbaiyán será el siguiente en sentir la presión: se especula sobre las acciones que supuestamente ha mencionado Putin sobre el conflicto de Karabaj; sin embargo, puede que no se limiten a meras frustraciones aduaneras. [[A pesar de la enorme presión, Ucrania se mantiene firme]], sin ceder a los chantajes del Kremlin y el Gobierno ucraniano ha aprobado el borrador de un tratado de asociación con la UE, con el objetivo de firmarlo en Vilna.
Las amenazas que se han vertido sobre Moldavia han sido aún más crueles. Según el viceprimer ministro ruso, si Moldavia prosigue con sus aspiraciones europeas, podría perder el control sobre Transnistria y se enfrentaría a un invierno frío, es decir, perdería sus suministros energéticos. Pero Moldavia ni se ha inmutado.
Realmente parece que la UE está a punto de perder la batalla en el Cáucaso (¿o acaso ya la ha perdido?); sin embargo, al norte del Mar Negro, la presión del Kremlin ha tenido más bien el efecto contrario y ha instado a Ucrania, Moldavia y a la UE a estrechar la cooperación y a hacerlo más rápido.

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“El Kremlin ha iniciado una guerra económica con Lituania. ¿O debería decir más bien una campaña de miedo?”, escribe en Delfi el periodista lituano Valentinas Mité:

Se para a nuestros camiones llenos de productos perecederos en el enclave ruso de Kaliningrado. Los hombres de negocios lituanos tienen millones de pérdidas. Los vehículos se controlan tan meticulosamente que parece absurdo. Moscú quiere mostrar a la insolente Lituania su cólera. En otras palabras, un vecino tiene que ser o un esclavo o un enemigo — “ili rab, ili vrag”, en ruso. […] Venga lituanos: al mismo grupo que los ucranianos y los moldavos. Los ucranianos nos envenenan con su chocolate, los moldavos con su vino. Enemigos, enemigos por todas partes. Sobre todo quienes miran de reojo a la UE”.
En Slate.com, la editorialista Anne Applebaum explica en parte la actitud de Moscú:
Si Europa ha conseguido elaborar acuerdos de asociación con Armenia, Ucrania y Moldavia, no hay porqué pensar que no podrían alcanzarse unos similares con Rusia. Pero las élites rusas, lideradas por el presidente Putin, no actúan movidas por el interés de Rusia. Obran en su propio interés. De momento, están convencidas de que el nacionalismo económico y el idioma neoimperialista van a granjearles el apoyo de la gente y, dentro de lo posible, dinero.

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