Mientras los pueblos árabes se sublevan para reclamar la autodeterminación y la democracia, Europa se hunde en la dictadura. Su tradición democrática está agotada, destruida y a sus ciudadanos se les zarandea e incapacita. El poder delegado por el pueblo a sus representantes se ha transferido a hurtadillas y se ha atrincherado en un lugar inaccesible que nadie ha visto jamás. ¿Quién lleva realmente las riendas? ¿Quién maneja los hilos? ¿Dónde? ¿Y con qué fin? Nadie lo sabe.
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Desde Suiza
Quien bien te quiere, te hará llorar
En la publicación alemana Die Zeit, el antiguo miembro del Gobierno suizo Moritz Leuenberger explica por qué el escrito de Hans Magnus Enzensberger será "una mina de citas para criticar la burocracia" y proporcionará argumentos a los anticapitalistas suizos, incluso a pesar de que el propio ensayista alemán también alabe en ese documento la paz y el progreso que la Unión Europea ha aportado a sus ciudadanos. Leuenberger puntualiza, además, que la falta de democracia en la UE, denunciada por Enzensberger, es igualmente válida para todos los países, tanto aquellos en el seno de la Unión como fuera de ella. Subraya igualmente que en ningún momento Enzensberger solicita la disolución de la UE, sino al contrario, admite que en Bruselas está verdaderamente presente un discurso crítico e ilustrado que encara directamente a la UE. Y es precisamente esta autocrítica la que nutre la esperanza de un futuro mejor para la propia Unión: "Quienes aman a la UE, la critican, tal y como hace Hans Magnus Enzensberger", concluye Leuenberger.