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¿Ha contribuido Alemania al programa nuclear civil de Teherán, que se sospecha que fabrica a escondidas una bomba atómica? Eso es lo que, según informa Der Spiegel, investiga la “Operación Ventilador", tal y como las autoridades alemanas han llamado al dispositivo que pretende comprobar si hay empresas alemanas que han vendido clandestinamente componentes de alta tecnología a Irán, violando así los embargos impuestos tanto por la ONU como por la UE.
La investigación permitió que a principios de agosto se detuviese a cuatro personas relacionadas con este tipo de tráfico en Alemania, así como el descubrimiento de una red que suministró cuatro lotes de válvulas (“Ventil” en alemán) por un valor total de varios millones de euros, a través de Turquía y Azerbaiyán desde el año 2007. Según el semanario, es probable que se encuentren instalados en la central atómica de Arak, que se aparece en la lista negra de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA):
Estas investigaciones muestran que, a pesar de todas las sanciones, Alemania sigue siendo un agente muy relevante en el suministro clandestino de productos a Irán.
Este caso podría poner a la canciller Angela Merkel en un aprieto, puesto que ella siempre se ha opuesto a una intervención armada en Irán, defendiendo la aplicación de las sanciones firmes que pesan contra el programa nuclear iraní tanto en el marco de Naciones Unidas como en el de la Unión Europea. Der Spiegel señala que:
Si las empresas alemanas consiguen esquivar los controles, dan una imagen, en el ámbito internacional, de que colaboran libremente con el régimen del presidente Mahmud Ahmadineyad, en cuyo caso, su argumento perdería peso.
