De vuelta al Este

Tras haberse marchado a Alemania del Oeste en busca de mejores trabajos, los residentes de la antigua RDA ahora regresan a su hogar, aprovechando el repunte de la economía en los Estados de Alemania del Este, que se produce tras años de lento crecimiento.

Publicado en 9 mayo 2012 a las 11:17

Sebastian Müller, un ingeniero de treinta años, no tenía motivos para quejarse de su trabajo, con el que ganaba más de 4.500 euros al mes en la planta de Audi de Ingolstadt, cerca de Múnich. Y aún así, volvió a su región nativa de Lusacia, en el este de Alemania para trabajar para un pequeño fabricante de recambios de automóviles. “Gano menos dinero, pero vivo más feliz que en el Oeste”, comentaba a Der Spiegel.

Al parecer, Müller no es una excepción. Este año, cientos de personas han regresado de Alemania del Oeste a la antigua RDA en lo que el prestigioso Instituto de Investigación sobre el Empleo (IAB) en Núremberg ha descrito como una inversión de tendencia. Hasta hace poco, Alemania del Este era la que esperaba una despoblación y ahora está cambiando la corriente.

En el verano de 1990, unas semanas antes de la reunificación, el canciller Helmut Kohl prometió transformar los Estados del Este en "paisajes florecientes”.Pero aunque se inyectó alrededor de un billón y medio de euros en la región en los siguientes doce años, no llegaron a hacerse realidad los paisajes florecientes. Las industrias, que antes había gestionado el Estado, no resultaron competitivas y la gente rápidamente conoció el sabor amargo del desempleo.

Un éxodo que resultó devastador

Alrededor de dos millones de personas se marcharon de los denominados “nuevos Estados alemanes” y se dirigieron al Oeste para buscar empleo: sólo en 1990, la población del Estado de Sajonia en la frontera polaca se redujo en 130.000 personas. El éxodo resultó ser devastador. Los trabajadores con mejor formación (por ejemplo, cerca del 60% de los emigrantes de Mecklemburgo-Pomerania Occidental tenían títulos universitarios), muchos de los cuales eran mujeres, se marcharon en tropel a Múnich, Dusseldorf y Hamburgo, mientras que la antigua Alemania del Este seguía sufriendo la hemorragia de mano de obra cualificada y de futuros padres. La principal característica de las ciudades de la antigua Alemania del Este, tal y como destacaban muchos alemanes, era que “sólo se habían quedado las personas mayores y los neo-nazis del NPD”.

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El cambio en la antigua RDA se materializó con la demolición de los bloques de apartamentos de estilo comunista, pues ya no había personas que los habitaran (se destruyeron así más de 130.000 apartamentos) y con el cierre de colegios que se habían quedado sin alumnos. En los Estados orientales, hundidos por la fuga de cerebros hacia los Länder occidentales, que había obligado a muchas empresas a cerrar, el desempleo siguió aumentando.

Hace sólo unos años, la mayoría de los expertos preveía que para 2015 la antigua Alemania del Este sufriría una grave crisis demográfica, pero la catástrofe no se hizo realidad. Según Der Spiegel, el año pasado, regresaron a Sajonia 3.000 personas más de las que se marcharon. Brandemburgo tampoco estaba en números rojos en términos de crecimiento de población y el equilibrio migratorio de Turingia se encontraba en cero.

Sajones, regresad a casa

“¿Siente nostalgia? Ice las velas y regrese. ¡No se arrepentirá!”, insta un vídeo en MV4You, un sitio web que toma su nombre del acrónimo “Mecklenburg-Western Pomerania for you” (Mecklemburgo-Pomerania Occidental para usted). MV4You incluye vídeos sobre una chica de Rostock que buscó fortuna en Dusseldorf hasta que decidió regresar a casa, pero quizás lo más importante es que, en su intento de atraer a la inmigración, también incluye una larga lista de ofertas de trabajo. Por su parte, Sajonia ha lanzado una campaña similar titulada, “Sajones, regresad a casa”.

Hace diez años, estos proyectos, que como mucho lograban atraer quizás a una docena de personas al año, se observaban con escepticismo. Hoy las cosas han cambiado y los políticos locales también están contribuyendo a estos esfuerzos. A principios de abril, Reiner Haseloff, el ministro-presidente de Sajonia-Anhalt, realizó una gira por la antigua Alemania del Oeste para intentar que 5.000 emigrantes regresaran a casa.Las alcaldías han lanzado iniciativas similares y es posible que tengan éxito. Según el prestigioso Instituto IAB en Núremberg, dos de cada tres emigrantes ahora se plantean regresar.

Los Ossis (diminutivo de los alemanes del Este) regresan a casa porque no son bienvenidos en el Oeste. Considerados ciudadanos de segunda y objeto de numerosos chistes por su educación en la era comunista y su incapacidad de adaptarse a las costumbres occidentales, muchos de ellos se quejaban de que vivían prácticamente en guetos con casi ningún contacto con los habitantes del Oeste: una vida de “ostalgia” aplacada por las compras de alimentos de la RDA en establecimientos por Internet especializados en productos "Ossi", que surgieron en respuesta a la demanda popular.

Discriminación "anti-Ossi"

A veces, la prensa sigue escribiendo sobre los nuevo Länder, como si se trataran de un país distinto. En 2010, se dio mucha publicidad al caso de una contable de Berlín del Este que solicitó un puesto de trabajo en Stuttgart. Su solicitud fue rechazada y alguien escribió “RDA” en su CV. La mujer presentó una demanda, alegando que había sido víctima de discriminación étnica, pero perdió el caso, porque el tribunal dictó que no existía el concepto de etnicidad de alemán del Este.

En el antiguo Este, nadie discrimina a los Ossis y, sobre todo, hay trabajos. La tasa de desempleo sigue siendo alta, a menudo el doble de la del Oeste (en Mecklemburgo-Pomerania Occidental llega casi al 15%) pero las industrias locales necesitan urgentemente ingenieros y especialistas informáticos. La visión de Kohl de hace veinte años ha empezado a materializarse y para finales de la presente década, se espera que los nuevos Länder se hayan puesto al mismo nivel que sus rivales en el antiguo Oeste en lo que respecta al nivel de vida.

Sus renovadas casas unifamiliares y las vibrantes universidades ya son la envidia de muchas ciudades en Alemania Occidental. Dresde, por ejemplo, se ha convertido en una de las ciudades de crecimiento más rápido en Alemania y Jena, en Turingia, es ahora un importante centro de industrias de alta tecnología.

Los sueldos en el antiguo Este son alrededor de un tercio más bajos que en el Oeste, pero los precios de los alquileres y los alimentos son también más bajos, por lo que los Ossis que regresan no tendrán que enfrentarse a problemas económicos.Los sociólogos añaden que la experiencia que tienen en movilidad, en trabajar duro y la valentía que demostraron en el Oeste serán una fuerza impulsora del cambio en el Este, algo que beneficiará a sus antiguos-nuevos vecinos.

No obstante, los expertos se muestran cautelosos y advierten de que el crecimiento en la antigua RDA puede estar asentado sobre cimientos débiles. Afirman que las empresas están creciendo porque todo el país prospera, pero que esta prosperidad no durará siempre. Puede que en breve amaine la oleada de emigrantes que regresan al Este.

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