El 5 de junio, los ministros de Finanzas de los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), reunidos en Londres, han llegado a un acuerdo calificado de “histórico” para implementar un impuesto mínimo a los beneficios de las empresas.
El objetivo de este impuesto, de al menos un 15 %, es evitar el dumping fiscal: “Con este acuerdo y esta tasa fiscal mínima podremos garantizar que los países y las empresas estén en igualdad de condiciones, sin importar el lugar donde operen”, declaró Rishi Sunak, ministro de Finanzas del Reino Unido.
La medida está dirigida a las multinacionales (especialmente a los gigantes tecnológicos, como Google, Apple, Facebook y Amazon) quienes, gracias a los beneficios fiscales suelen estar sujetas a tasas inferiores al 5 %. En Europa, el anuncio no ha entusiasmado a todos: Hungría, Chipre e Irlanda, con un impuesto de sociedades inferior al 13 %, han hecho saber que la fiscalidad es un asunto de soberanía nacional.
“Según una simulación publicada por el Observatorio Fiscal de la UE, una tasa del 15 % permitiría a los países de la Unión Europea recaudar 50 000 millones de euros más de impuestos en 2021, el equivalente al 7 % de su gasto en sanidad”, comunica el diario Le Monde. El acuerdo será ratificado por el presidente de los Estados Unidos Joe Biden y el resto de jefes de estado del G7. En julio, los países del G20 deberán adoptarlo en Venecia, Italia.