El proceso en cuestión es el relativo a la compra por parte del BCE de las obligaciones de los países acribillados por las deudas en la eurozona. El Banco Central, para garantizar la supervivencia del euro, ¿está o no habilitado para comprar sin límites las obligaciones de los países de la UE en déficit, como afirmó el presidente del BCE, Mario Draghi ("whatever it takes", lo que sea necesario)? ¿O no se trata de juzgar en este caso una política monetaria, sino la financiación ilícita de los Estados miembros, como supone el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann?
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Contrapunto
Contencioso alemán, consecuencias europeas
Para el editorialista del Tageszeitung el juicio contra el BCE debería celebrarse ante el Tribunal Europeo de Justicia, en Luxemburgo, y no en Karlsruhe:
Imagine que un francés, llamémosle señor Dupont, tiene un desacuerdo sobre política europea con otro francés, el señor Picon, ante un tribunal francés. [...] y que la suerte del conjunto de la eurozona dependiese del veredicto de su litigio.
¿Qué diríamos? [...] Se trata de un teatro del absurdo, una farsa francesa, probablemente. Pero eso es precisamente lo que se trata [ahora] ante el Tribunal Constitucional federal de Karlsruhe. El señor Dupont es, en la vida real, el presidente del Bundesbank [Jens] Weidmann; el señor Picon se llama [Jörg] Asmussen y representa al BCE.
Indignado, el diario alemán de izquierda continúa con su tono irónico, pero preocupándose por las consecuencias de la decisión de Karlsruhe:
Si Dupont, perdón, Weidmann, se impone, el [...] programa de compra de obligaciones del BCE podría pararse. Después, la ola de especulación contra el euro, que el presidente del BCE, Mario Draghi, supo dominar únicamente amenazando con comprar obligaciones de manera ilimitada, se reanudaría. Las víctimas serían en primer lugar Italia y España [...] pero Francia, Bélgica y los Países Bajos también podrían verse sometidos a gran presión si la especulación rebrota. Sin embargo, en Alemania, el debate se desarrolla como si se tratase únicamente de nosotros, de nuestra Constitución, de nuestro Parlamento y de nuestro dinero.