El sueño de un mercado laboral flexible

A pesar de la crisis del euro, no hay indicios de un éxodo masivo de inmigrantes griegos, españoles o portugueses. Sólo unos pocos europeos del sur se atreven a trasladarse a los países europeos más prósperos para intentar escapar del desempleo y de los sueldos bajos. El sueño europeo de un mercado laboral flexible parece estar sumido en un letargo permanente.

Publicado en 19 octubre 2011 a las 14:36

340 portugueses, 518 españoles y 630 italianos. Son las cifras netas de inmigrantes de Europa del Sur en los Países Bajos en 2011, el segundo annus horribilis consecutivo de la eurozona. No son cifras especialmente altas, teniendo en cuenta que uno de cada ocho portugueses y uno de cada cinco españoles se encuentra actualmente en paro. No existen estadísticas actualizadas en el caso de los griegos (con una tasa de desempleo de uno de cada seis habitantes), pero la inmigración de estos países aún es limitada.

Aunque la Unión Europea quiera ser un mercado común único, sigue estando integrada por 27 mercados laborales distintos, tal y como afirma Jules Theeuwes, director científico del instituto de investigación SEO Economic Research. "Se han eliminado las fronteras, existe la libre circulación de bienes y capitales, pero siempre ha habido menos emigración laboral de la que podría haberse esperado. Si se compara este aspecto del mercado laboral europeo con el de América, Europa aún no es dinámica", señala.

Una economía más equilibrada

Un mercado laboral flexible, con una importante migración entre países, siempre ha sido uno de los pilares que sostienen la idea de un mercado europeo común. "Era uno de los argumentos sólidos detrás del Acta Única Europea y de todo el proceso de integración económica", comenta el economista Francesc Ortega del Queens College en Nueva York. "En cierto modo, la inmigración ofrece una especie de seguro contra los desplomes macroeconómicos repentinos".

La inflexibilidad de los mercados laborales en muchos países europeos fue una de las principales consideraciones políticas por las que Suecia, Dinamarca y Reino Unido no se unieron a la eurozona. Estos países poseen mercados laborales muy abiertos y temían que los países con mercados laborales cerrados tuvieran una menor capacidad para responder a los nuevos desarrollos económicos. Antes, los países podían abordar el problema devaluando su moneda, pero esto ya no es posible con el euro. "Cuando aún teníamos nuestra propia moneda, podíamos devaluar la peseta en tiempos económicamente difíciles, para que las exportaciones resultaran más baratas. Pero ahora, cuando un país se ve afectado por la crisis, sólo hay dos opciones: reducir costes o emigrar a los lugares menos afectados", afirma Juan José Dolado, catedrático de Economía en la Universidad Carlos III de Madrid.

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La emigración de los europeos del Sur aún no es lo suficientemente importante como para estimular la economía europea. Podría ser así si el número fuera mayor, comenta Dolado. “La emigración producirá una escasez de personas con una formación superior en sus países de origen, lo que obligará a subir los salarios. Si, por ejemplo, los españoles emigraran a Países Bajos, la oferta superaría la demanda, lo que haría que se redujeran los sueldos y a su vez se equilibraría más la economía. Es un principio económico básico”.

La fuga de cerebros es buena para el mercado laboral

“¿Qué se espera de un mercado laboral?”, pregunta Theeuwes. “Que las personas mejor cualificadas acaben allí donde sean más productivas. Lo que ahora empieza a verse en Europa es el surgimiento lento de centros económicos similares a Silicon Valley. Por ejemplo, en Países Bajos, el centro tecnológico alrededor de Eindhoven y el agrícola en torno a Wageningen. Nos damos cuenta de que poco a poco, las regiones son más importantes que los países. Si quisiéramos tener un mercado laboral europeo mayor, los ingenieros de España y Finlandia podrían trabajar en esos centros. Es algo que ya ocurre, aunque no a gran escala”.

Aunque aún no se registra una importante emigración laboral desde Europa del Sur, Dolado espera que aumente en los próximos años. Pero ¿supondrá una amenaza de fuga de cerebros en Europa del Sur? Un país como España acogerá a los pensionistas del norte, mientras que Países Bajos se llenará de españoles altamente cualificados. Theeuwes no tiene miedo a que ocurra algo así. “El principio básico es que es positivo para el mercado laboral europeo. Este tipo de redistribución podría causar una fuga de cerebros en algunas regiones, pero para Europa en general es beneficioso”.

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