El hombre salía muy contento del colegio electoral, con la mano de su hijo de 10 años entrelazada con la suya. Era una luminosa tarde de verano en un frondoso suburbio de Dublín. Él, y sólo la mitad de sus conciudadanos con derecho a voto lo estaban ejerciendo en un referéndum para cambiar la Constitución Irlandesa y para optar por unos u otros candidatos locales y al Parlamento Europeo.
Le pregunté ¿Le gustaría decir a los lectores del Irish Times cómo votó?
Nuestro hombre respondió rápidamente, lanzándose a explicar las razones de su elección de concejales...
"¿Qué me dice de los eurodiputados?" – aventuró el corresponsal en Bruselas.
"Oh..." Parecía desconcertado y se volvió hacia su hijo. "¿Cómo nosotros... bueno, cómo votaste tú?"
Las elecciones al Parlamento Europeo (PE) en Irlanda son lo que los politólogos llaman elecciones de "segundo orden". Los votantes no las toman en serio ni tampoco al parlamento, a pesar de sus mayores poderes en estos últimos años. Así que, para sorpresa de nadie, se podría confiar la votación a un niño de 10 años.
Hay que atraer a los votantes, incluso para que acudan a votar, mediante la celebración de otros comicios más importantes el mismo día. En 2019, sólo acudió a votar el 49,95% del total.
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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