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Desde que Geert Wilders alcanzara en las elecciones parlamentarias neerlandesas una gran victoria con su partido PVV, populista de derechas, los ojos de Europa han estado clavados en Países Bajos. ¿Constituye su éxito un preludio de las elecciones europeas? O, viceversa, los partidos neerlandeses de centro observan al resto de Europa con preocupación: ¿también van a prevalecer los populistas de derechas en otros Estados miembros?
La probabilidad de que el PVV forme parte del gobierno ya se ha cobrado su primera cabellera en Bruselas. En enero, Malik Azmani, eurodiputado neerlandés, estaba decidido a presidir el grupo liberal en el Parlamento Europeo. Sin embargo, se vio obligado a retirar su candidatura para ese influyente puesto al verse sometido a las presiones de los colegas franceses del movimiento En Marche de Macron, que están muy preocupados por las negociaciones del partido de Azmani con el PVV de Geert Wilders. "Si existe el riesgo de que la situación en Países Bajos pueda causar división dentro del grupo liberal, no me siento cómodo presentándome como candidato", fue su explicación.
No hace mucho que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró triunfalmente que la Unión Europea era más fuerte que nunca. En el discurso anual sobre el Estado de la Unión que pronunció en septiembre, la política alemana destacó con orgullo lo que la Comisión Europea había logrado desde que ella asumió el cargo en 2019: el surgimiento de una Europa "geopolítica" poderosa frente a la amenaza rusa, el Pacto Verde Europeo como "corazón de nuestra economía" y un progreso significativo en la transición digital. Europa, argumentó von der Leyen, estaba unida para responder a la "llamada de la historia".
Sin embargo, hoy queda muy poco de este sentimiento de optimismo. El apoyo a Ucrania está empezando a flaquear en casi todas las partes de Europa y el Pacto Verde, la principal política de la Comisión Europea, se ha diluido significativamente en los últimos meses.
Las elecciones europeas de junio proyectan una larga sombra. Las encuestas de opinión en la mayoría de los países europeos dejan entrever un giro a la derecha, para consternación de los partidos actualmente gobernantes. En Eslovaquia, el gobierno de Robert Fico se está poniendo cada vez más abiertamente del lado del agitador húngaro Viktor Orban, quien durante años ha demostrado repetidamente que es capaz de poner entre la espada y la pared la toma de decisiones en Bruselas. En Portugal, los socialdemócratas fueron derrotados a principios de marzo por la Alianza Democrática de centroderecha y el Chega, radical de derechas, alcanzó una victoria inesperada.
En Francia, Emmanuel Macron siente el calor de Marine Le Pen respirando en su nuca. En Alemania, el ineficaz canciller Olaf Scholz se enfrenta al ascenso de Alternativa para Alemania (AfD), que ya es el tercer partido más popular del país según las encuestas.
