El Santo Grial

Publicado en 25 agosto 2022 a las 10:23
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Los incendios catastróficos que se propagaron este verano constituyen las únicas pruebas de un cambio climático muy real. Ahora les toca a las sequías y, sobre todo, a sus consecuencias para el acceso al agua entrar en el debate público como la nueva evidencia de un punto de inflexión en la crisis climática.

Con un 47 % del territorio de la UE en estado de advertencia debido a un déficit de humedad en los suelos, una sequedad de los cursos de agua y un acceso reducido o incluso imposible al agua corriente en ciertos países – particularmente en Francia, donde más de 100 municipios siguen estando privados de agua potable – Europa está haciendo frente a lo que algunos consideran como la peor sequía en 500 años.

Si bien el agua constituye un recurso inestimable para las personas y la agricultura, las consecuencias de una sequía como la que estamos atravesando son en realidad mucho más numerosas: un transporte fluvial reducido por la disminución del nivel del agua, dificultades para enfriar las centrales nucleares o la amenaza a la biodiversidad. La falta de agua impacta por completo nuestro estilo de vida.


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