Prohibido fumar.

La última frontera de los fumadores

La UE se ha entregado con éxito a la prohibición sistemática del consumo de tabaco en los lugares públicos. El único país que resiste es la República Checa: fiel a su concepción del liberalismo, intenta por todos los medios minar la normativa europea.

Publicado en 14 agosto 2013 a las 15:35
Prohibido fumar.

Para llevar a cabo su misión, el ministro de Salud irlandés, James Reilly, tenía una fuerte motivación personal. Su padre, que se quedó ciego tras sufrir un infarto, murió tras pasar años postrado en la cama. Y hace poco un cáncer de pulmón acabó con la vida de su hermano, un médico que había intentado en vano durante años dejar de fumar. “No se trata de un hábito perjudicial, sino de una enfermedad insidiosa y debemos luchar contra los que la propagan”, afirma Reilly, explicando a los periodistas cómo logró la pasada primavera convencer a su país para que aplicara a todas la marcas la norma de presentar un paquete único, en el que se incluye una fotografía detallada de unos pulmones carcomidos por el tabaco. Es el segundo país del mundo que lo hace, el primero fue Australia.

James Reilly y sus compañeros del Gobierno han hecho de la lucha contra el tabaco el tema central de los seis meses de la presidencia irlandesa en el Consejo de la UE, que acabó a finales de julio con un resultado excepcional. En junio, los ministros europeos de Salud decidieron que de aquí a tres años, todos los países de la UE deberán aplicar la misma norma que Irlanda. Ahora queda que lo apruebe el Parlamento Europeo.

La punta del iceberg

Los expertos opinan que el último elemento que aún puede acabar con esta voluntad es una de las fuerzas más misteriosas y más poderosas de la política actual: el lobby del tabaco.

“Les ruego que abandonen la sala, excepto los jefes de las delegaciones”. Los diplomáticos europeos recuerdan estas palabras pronunciadas por James Reilly como una petición sin precedentes, durante un momento decisivo en las negociaciones que tuvieron lugar en Luxemburgo sobre la directiva de los “paquetes de tabaco”. Pero se entiende perfectamente. Después de cada reunión en la negociación, supuestamente a las empresas de tabaco se les informaba con detalle de los avances en las conversaciones. Además, muchos participantes recordaron la investigación de la que fue objeto el comisario europeo de Salud John Dalli, sospechoso de haber modificado la legislación de la UE a cambio de sobornos pagados por la industria del tabaco.

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Reilly logró imponerse a un lobby que emplea a un centenar de personas en Bruselas y cuenta con un presupuesto anual de 5 millones de euros. Y aparentemente, tan sólo es “la punta visible del iceberg” de un ejército mucho mayor de guerreros del tabaco, que desde hace muchos años han logrado situarse con éxito en el entorno de los responsables políticos que gravitan alrededor de la Comisión Europea, involucrados en el desarrollo de la legislación con respecto a ese tema.

Como es natural, los Gobiernos de los Estados miembros son el principal objetivo de los lobbies, ya que son los únicos que pueden ratificar definitivamente las decisiones de Bruselas. Cuando un grupo de científicos británicos realizó en 2012 una investigación detallada sobre la evolución de la salud en Europa, tomaron a la República Checa como un caso de estudio, por ser un país especialmente expuesto a la influencia del lobby del tabaco. “[[Esos Estados pequeños son especialmente vulnerables]]. En Estados Unidos descubrimos que las empresas de tabaco tenían estrategias muy bien pensadas. A largo plazo se concentran precisamente en los Estados pequeños, porque es más fácil influir en ellos y en el momento de la votación en la UE tienen el mismo peso que los grandes Estados”, explica Helen Ross, directora ejecutiva de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ACS) y una de las directoras de la investigación.

Un inmenso negocio

La “directiva del tabaco” se enfrentó a una fuerte oposición por parte de la delegación checa. De todas las delegaciones, fue la única que optó por una política “sin concesiones”, exigiendo la suspensión de la directiva. Pero gracias al nuevo sistema de voto instaurado por el Tratado de Lisboa, el veto aislado de los checos no logró bloquear el proyecto.

Helen Ross pasó unas semanas en Praga en 2012 para entrevistarse con una decena de responsables políticos, funcionarios y representantes de las empresas de tabaco. Las conclusiones de su investigación son de lo más elocuentes. “Los representantes oficiales de la República Checa mantienen un discurso que beneficia a los fabricantes de tabaco, adoptan sus argumentos habituales y se niegan a aplicar cualquier cambio. Su poder de influencia es evidente”, resume.

Como en cualquier otro lugar de Europa, el tabaco es un negocio inmenso en la República Checa. Philip Morris se encuentra establecido en Kutna Hora [una ciudad de Bohemia Central]. Esta empresa ocupa por sí sola el 40% del mercado y registra un beneficio neto anual de 100 millones de euros. Los grupos mundiales British American Tobacco, Imperial Tobacco y Japan Tobacco comparten el resto de mercado. El tabaco genera 2.000 millones de euros en impuestos, lo que significa que cerca del 77% del precio de cada paquete de cigarrillos va a parar directamente a las arcas del Estado.

En unas entrevistas realizadas de forma anónima, una serie de lobistas confesaron su satisfacción por encontrar siempre en el entorno político checo una gran cantidad de responsables que, sin ninguna contrapartida, defienden los intereses de las empresas de tabaco, con su oposición a la Unión Europea y a las normativas en general. “Se trata únicamente de una nueva invención de Bruselas para regular el mercado. Hoy es el tabaco, pero mañana nos prohibirá comer grasa o conducir un coche. Debemos resistir y defender nuestra libertad”, declara Jaroslav Kubera, presidente del ODS [Partido Democrático Cívico, conservador] en el Senado, repitiendo los argumentos con los que convenció a los dirigentes de su partido para que rechazaran este nuevo proyecto europeo.

Tarjeta amarilla

En el ámbito de la Comisión Parlamentaria de Asuntos Europeos, los miembros del partido ODS llegaron a poner en marcha el procedimiento conocido como “tarjeta amarilla” contra la directiva del tabaco. Se trata de un instrumento diplomático excepcional que permite presentar una amonestación a Bruselas por abuso de poder [incumplimiento del principio de subsidiariedad].

[[Esta postura no parece que corra el riesgo de cambiar con la izquierda [checa] pro-europea]]. “No lo considero un tema de lucha política”, opina Jeroným Tejc, diputado del CSSD [Partido Socialdemócrata]. “Esta cuestión no es objeto de debate dentro del partido. Yo no fumo, pero respeto las opiniones de mis compañeros que tienen una relación distinta con el tabaco”.

Con un consumo [anual] de 2.125 cigarrillos por habitante, la República Checa se sitúa en el puesto doce en el mundo, entre Rusia y Bielorrusia. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Salud Pública, la edad media del inicio en el consumo de tabaco se ha reducido a los 12 años, superando de este modo un récord histórico. Las últimas encuestas de opinión llevadas a cabo por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Carolina de Praga revelan en cambio que el 80% de la población, e igualmente la mitad de los fumadores, está a favor de la prohibición del tabaco en los restaurantes. El año pasado, tras posponerlo durante decenios, la República Checa por fin ratificó el acuerdo de la Organización Mundial de la Salud [OMS] que impone un endurecimiento progresivo de la legislación local.

“Creo que en la República Checa la mentalidad cambiará en algún momento. La cuestión es cuándo”, afirma el diputado [y médico] Boris Stastny. “Algún día sucederá, pero sólo con la presión de la UE, o después de que un camarero o una camarera haya interpuesto una denuncia por haber desarrollado un cáncer de pulmón en su lugar de trabajo. Porque en el resto de los países, los casos de este tipo son los que han desencadenado un cambio en la legislación y permiten comprender hasta qué punto se había viciado el discurso de los fumadores sobre la libertad”.

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