El resultado de la segunda convocatoria de las elecciones generales españolas, repetidas el 26 de junio tras la falta de acuerdo para formar Gobierno entre los principales partidos que siguió a la primera convocatoria el pasado 20 de diciembre, parece no dejar lugar a dudas, opina Ramón González-Ferriz, redactor-jefe de Ahora Semanal: “Es la ideología” la que habría decidido el aumento de apoyos al primer partido en votos, el gobernante Partido Popular del presidente Mariano Rajoy, quien,”a pesar de todas sus aparentes incapacidades”, se habría revelado como “un estratega de un enorme talento”:
La estrategia del PP durante la campaña de buscar la máxima polarización le ha salido bien. Ha aumentado sus escaños y ha sido el ganador claro, a una mayor distancia del segundo, el PSOE[socialistas]. Gracias a su eficaz mensaje del miedo, el PP ha conseguido que muchos votantes regresaran. Es posible que el Brexit, y la búsqueda de certidumbres que ha seguido al caos que ha generado, le hayan también ayudado. Pero por encima de eso parece que la clave está en la fidelidad, casi religiosa, de sus votantes. El miedo a un gobierno de izquierdas encabezado por Podemos ha sido suficiente.
El porcentaje de votos cosechado por los conservadores (33%) tampoco les permite alcanzar el Gobierno en solitario en esta ocasión, y ahora se plantea una nueva negociación para establecer alianzas, con los liberales de Ciudadanos (13%) o incluso con los socialistas (22%). A falta de acuerdo, se deberá convocar una nueva cita electoral. Pero las elecciones, continúa González-Ferriz, habrían sido reveladoras en un doble sentido:
La primera certidumbre que sale de estas elecciones es que el votante de Rajoy es de mármol. Pero la segunda es que el techo de Podemos está muy cerca de donde se colocó en el 20-D [21% de votos]. Este hecho despeja el miedo que una parte de la izquierda y probablemente toda la derecha han compartido en los últimos meses: que Podemos pudiera crecer no solo hasta superar al PSOE como primer partido de la izquierda, sino que pudiera llegar al gobierno y desarrollar desde ahí unas políticas más o menos inspiradas en el bolivarismo, la raíz ideológica, hoy abandonada en el programa, pero no tanto en la retórica, de Podemos. No: no hay amenaza de venezuelización en España. [Las dos certidumbres] tienen una explicación: son fruto de la persistente importancia de las ideologías, del eje derecha/izquierda. Las preferencias de los votantes conservadores siguen siendo de carácter básicamente ideológico, y no de repudio a la corrupción o de castigo por el poco carisma de su líder. Y los límites de Podemos están en una apreciable pero restringida cantidad de votantes porque su ideología, a pesar de sus mutaciones, sigue mereciendo la desconfianza incluso de la mayor parte de la izquierda.
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