A una semana del consejo de ministros europeos de Trabajo y Empleo, el 9 de diciembre, el Gobierno francés ha pedido a la Comisión Europea la revisión de la directiva que permite a las empresas el desplazamiento de asalariados según las condiciones de contratación, denunciando el aumento del dumping social en el seno de la Unión Europea.
Libération recuerda los elementos de la discordia que divide a los Veintiocho:
puestas en marcha en 1996, estas reglas que permiten a un ciudadano de la UE ir a trabajar a otro país son actualmente evitadas: del objetivo de reglamentar los desplazamientos de asalariados en el seno de la Unión, esta directiva, llamada de los trabajadores desplazados, se ha convertido, en período de crisis, en un instrumento para disminuir los costes del cual algunas empresas abusan. Sobre todo en la construcción y en el sector agroalimentario.
En su editorial, el diario recuerda que
una vez más se demuestra no solamente que la Europa económica ya no es viable sin una Europa social, sino que, y lo que es más grave, que Europa, actualmente, se ha convertido en el más grande peligro para la misma idea de una Europa política y para buen número de naciones que la componen.