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Cada vez son más numerosos los lituanos que trabajan en el extranjero, alejándose de su país únicamente durante un corto periodo de tiempo. Cuatro semanas en Noruega y dos en Lituania. Este es el esquema que proponen al personal médico las empresas noruegas de asistencia sanitaria a domicilio.
La emigración de los médicos y las enfermeras supone quebraderos de cabeza para todo el mundo. Es como si, unos tras otros, todos salieran de Lituania. Este año, cerca del 3 % de los médicos de nuestro país se han marchado para probar suerte en otros países. También tiene parte de responsabilidad la apertura del mercado laboral alemán.
Según los datos de la Agencia Lituana del Empleo, el salario medio de una enfermera generalista era de 1.074 litas [311 euros] netas al mes. Esta baja remuneración es uno de los principales motivos que impulsan a las enfermeras a buscar trabajo en el extranjero.
Las empresas escandinavas se aprovechan de esta situación. Estos países prestan un nivel elevado de servicios médicos y al mismo tiempo deben solucionar la falta de médicos. Los finlandeses acuden a contratarlos a Estonia y los noruegos, a Lituania. En ningún caso se les propone emigrar, sino simplemente que acudan a trabajar durante misiones con tiempo limitado.
Cuatro semanas en Noruega, dos en Lituania
Las enfermeras que firman un contrato con una empresa noruega trabajan cuatro semanas en Noruega y vuelven a descansar a Lituania durante dos semanas. Su remuneración depende de su antigüedad en Noruega. De este modo, el sueldo puede variar entre 7.000 (2.000 euros) y 14.000 (4.000 euros) litas al mes.
Jurgita Papiliauskiene trabaja en Noruega desde 2009. En la actualidad, es enfermera a domicilio en Bergen. Hace un año, se ocupaba de los pacientes de un hospital no lejos de Kristiansund. En Lituania, su carrera profesional sufrió muchos altibajos. “No puedo reprochar nada al hospital de Kaisiadorys, que es donde trabaja anteriormente: la directora médica era la compañera ideal con la que trabajar en equipo. Hacía horas extra, nunca paraba, pero mi sueldo, incluso con esta cantidad de trabajo, jamás superaba las 2.000 litas (580 euros)”, nos cuenta.
Para no perder su licencia de enfermera, pasaba una cuarta parte de la jornada en el hospital y encontró además un puesto de ayudante de dirección que le reportaba más dinero en una empresa que explotaba estaciones de servicio.
Pero la crisis financiera que comenzó en 2008 afectó de pleno a su puesto de trabajo: su sueldo se redujo a la mínima expresión. Al buscar un nuevo empleo, descubrió esta empresa que contrataba a enfermeras en Noruega. “Lo que me obligó a tomar esta decisión fue la reducción extrema en mi sueldo”, explica la enfermera.
Salarios lituanos de 300 euros al mes
Por su parte, Sandra, de 39 años, acumula horas de trabajo en Noruega desde junio: “He trabajado veinte años en Lituania, pero tuve que hacer frente a la reestructuración de los hospitales. Los empleos desaparecieron y los sueldos bajaron. Tenía que encontrar una solución", afirma. "En Noruega, los inmigrantes, incluso los que poseen una formación superior, ocupan los puestos menos cualificados.
Pero la empresa para la que trabajo me explicó el funcionamiento del sistema sanitario noruego e incluso me dio unas clases del idioma”. En Lituania, Sandra ganaba al mes tan sólo 1.000 litas netas (290 euros). Su sueldo por horas aún no sobrepasa las 33 litas (10 euros), pero supera con creces lo que percibía en Lituania.
En opinión de Vyturys Svedas, urólogo en la ciudad de Urkanger, “cuanto más numerosos sean los médicos lituanos que se vean obligados a trabajar en otros países, más rápido se producirán los cambios necesarios en Lituania. Tampoco hace falta gran cosa para solucionar la situación: los médicos deben poder vivir ganando un sueldo decente y no gracias a comisiones pagadas en negro".
Contexto
Una (muy) lenta salida de la crisis
La política de austeridad sin precedentes decidida por el Gobierno en 2008, con reducción de gastos, alza de impuestos y descenso de los salarios, parece que empieza a dar sus frutos, indica IQ The Economist: “Desde el punto de vista del ciudadano, la situación parece hoy menos peligrosa que hace tres años. Aquellos que más han sufrido en el sector privado experimentan nuevamente aumentos en sus salarios, o por lo menos una estabilización". Pero la situación todavía es tensa, añade la revista mensual: el 10,3% de la población activa está en paro y la emigración está en su punto más alto.
